Un joven que ingresó como otros miles de ciudadanos a la Casa Rosada a despedir los restos de Néstor Kirchner, rindió ayer un particular homenaje al ex presidente al entonar un emotivo Ave María que provocó sorpresa y emoción entre los presentes y que llamó la atención de la presidenta Cristina Fernández.

Fue el barítono Ernesto Bauer, que ingresó al Salón de los Patriotas Latinoamericanos, donde eran velados los restos del ex presidente cerca de las 19.45 y emocionó a los presentes cuando, sorpresivamente y a modo de homenaje, entonó a capela el tradicional Ave María.

La actitud del joven emocionó a Cristina, que escuchó atentamente de pie el tradicional cántico religioso.

"Néstor, hasta la victoria siempre", finalizó su homenaje el joven, tras lo cual la presidenta se acercó hasta él para agradecerle personalmente su gesto y le dio un emotivo abrazo.

En el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, donde estuvo instalada la capilla ardiente, se multiplicaron los gestos de dolor y de apoyo a la presidenta, quien en todo momento se encontró acompañada de sus hijos.

Se vieron gestos muy conmovidos y llanto, tanto de los cientos de personas que empezaron a pasar por el lugar como de algunas de las figuras políticas del oficialismo que estaban formadas junto al féretro con los restos del ex mandatario, que fue velado a cajón cerrado.

La cola de gente que esperaba darle el último adiós se mantuvo constante durante todo el día. Hubo momentos en que llegó hasta la 9 de Julio. El recorrido estuvo cuidadosamente ordenado y los simpatizantes esperaron pacientemente su turno. Algunos le gritaban consignas de apoyo a la mandataria, que muchas veces se acercó y los saludó afectivamente.

La multitud, tardaba varias horas en llegar a la Casa Rosada para darle el último adiós a Kirchner y, entre los miles de ciudadanos que lo despidieron se destacaba una fuerte presencia de jóvenes que, además del pesar por el fallecimiento del ex presidente, también manifestaron su apoyo a la presidenta.

Con un fuerte predominio de concurrencia espontánea y de militantes identificados con sindicatos, organizaciones sociales y partidarias, el grueso de la fila se extendía desde Piedras, por avenida de Mayo, hasta la Casa Rosada.

Entre Piedras y Perú, los manifestantes atravesaban dos puestos de control previos al acceso a la zona de la plaza. El movimiento de la fila era lento.

El otro extremo de la fila se extendía desde la calle Piedras hasta la avenida 9 de Julio, para doblar y retomar Rivadavia hasta la altura de la Catedral, donde se nutría constantemente de gente, que amenizaba la espera entonando cánticos de respaldo a la presidenta.

Entre los jóvenes que fueron a dar el último adiós al ex mandatario se encontraba el grupo de unos 300 chicos del PJ sanjuanino.