Un caballo, San Expedito, la Virgen, banderas de Argentina o del club del que son fanáticos los hombres de casa. Sobre un fondo blanco, las pinturas se suceden, de vivienda en vivienda, de techo en techo. El barrio Perón, en Angaco, tiene un sello distintivo tan particular como curioso, del que no se conoce casos similares en la provincia. Allí, los tanques de agua están pintados con diferentes motivos y todo es obra de un vecino, Daniel Martínez (52).
"Hace muchos años vivía en Comodoro Rivadavia y un día vi la cara de un Cristo pintada en un tanque de agua de un sanatorio. Me pareció original y me dije que si algún día tenía mi casa, iba a hacer lo mismo, pero con una bandera argentina. Luego volví a San Juan y al tiempo me dieron una casa. Y lo primero que hice fue concretar aquella idea", explica Daniel, quien agrega que de eso ya pasaron 9 años y a la bandera la cambió luego por un escudo de Independiente, club del que es hincha. "A los vecinos les gustó lo que hice y me pareció que si todo el barrio tenía los tanques pintados, se iba a ver muy lindo. Así que me propuse ofrecerles el servicio por muy poca plata. Cuando empecé, cobraba 15 pesos, con material incluido, y no me importaba que me lo pagaran en cuotas. Hoy, por el costo de los materiales, el tanque pintado cuesta 100 pesos", dice Daniel, casado, con tres hijas y un nieto.
Martínez es pintor de obras, pero su pasión es crear ante una superficie blanca. Así, también pinta cuadros que suele exponer en las fiestas patronales de la Virgen del Carmen. También le apasiona pintar murales y en el departamento de Angaco tiene varios, como el que decora el Concejo Deliberante, por ejemplo.
En el barrio Perón, las pinturas en los tanques de agua tienen dos motivos bien marcados. Si bien depende de lo que quiera la familia propietaria, predominan las banderas y las imágenes religiosas. Así, se observa banderas con los colores de la Argentina y de clubes de fútbol, como River, Boca e Independiente, que se mezclan en las alturas con Santa Bárbara, San Expedito o el Niño Jesús. Pero hay un par que rompe el molde, como la imagen de un ciclista cruzando la meta, en el tanque de la casa de Roberto Chino Tapia, un ex corredor de ciclismo, y un caballo con un paisaje campestre de fondo.
Para que sus creaciones resistan las inclemencias de tiempo, especialmente el intenso Sol de verano, Martínez dice que utiliza látex de la más alta calidad para la base y esmalte sintético para la gráfica. Un trabajo a Martínez le demanda más o menos 1 hora, pero desde hace años que parte de su obra le pertenece a cada vecino de un barrio que se ganó una identidad única.
