En épocas donde la violencia es lo que reina en las canchas de fútbol, relacionarlo con el boxeo sonaría prácticamente imposible. Pero en Desamparados ese mito se rompe. Porque hace unos meses por iniciativa propia de un hincha, se formó una Escuelita de Boxeo que hoy crece a pasos agigantados. Darle una disciplina más al club, alejar a los chicos de las drogas y colaborar con el club en obras e infraestructura fueron los objetivos que se puso Hugo Minés, la cabeza creativa de la Escuelita.

“Llegué un día al club y vi el salón abandonado y decidí darle una disciplina más al club. La idea era apuntarle a lo social, juntar a muchos amigos que además de compartir la misma pasión por Sportivo, pudieran practicar otro deporte. El boxeo como todo deporte, es una forma de dar contención”, contó Hugo, un fanático del club que con un gran sacrificio pudo cumplir lo que se había propuesto. Y sí, el sacrificio fue enorme porque si bien la dirigencia accedió al pedido de Mines para reutilizar ese viejo salón ubicado debajo de las plateas del Serpentario, a muchos dirigentes en la gestión de Mario Guerri, incorporar boxeo no les convencía. “Fue difícil, por ser un deporte de contacto, muchos creyeron que iba a traer más violencia al club y con el paso del tiempo se dieron cuenta que no era así” explicó Mines.

Después de varias semanas de trabajo a pulmón para poner en condiciones el salón y con el aporte propio de esos hinchas, se fueron comprando bolsas, guantes y vendajes como para comenzar. Mines presentó un proyecto en la Subsecretaria de Deportes que fue aprobado y que ayudó para conseguir más equipamiento. Los hinchas, dejaron por un rato su lugar en la popular y comenzaron a meterse en el mundo del box concurriendo a las clases que hoy tienen como profe al “Combo” Daniel Montenegro. Los que no eran socios, se asociaron para cumplir con el otro fin: acrecentar la masa societaria.

A principios de año, los chicos se pusieron una nueva meta: darle otro aspecto al salón de entrenamientos. Con las recaudaciones de las cuotas no alcanzaba, pero se las ingeniaron para conseguir los materiales. Se revocaron las paredes, se pintaron de colores verde y blanco con látex y esmalte sintético, se hicieron las instalaciones eléctricas. Pidieron el aporte a dirigentes para construir un piso nuevo, pero ante la escasez de respuestas lo “parcharon” y pintaron de manera que quedara en óptimas condiciones. La próxima meta será recaudar fondos para conseguir indumentaria propia. Otra vez habrá que recurrir a la solidaridad del pueblo puyutano y al sacrificio de ese grupo de jóvenes, que por el amor que sienten por sus colores y por el medio del deporte -en ese caso del boxeo- son capaces de conseguir cualquier meta que se propongan.