La típica imagen del playón preparado para las carpas muestra sólo una parte ínfima de lo que es el camping Los Cauquenes, ubicado en pleno corazón del área protegida La Ciénaga, en Jáchal. Es que el espacio, rodeado por montañas y surcado por el río, ofrece la oportunidad de realizar caminatas diurnas y nocturnas, hacer kayak, escalar la montaña, darse chapuzones, pescar y hasta practicar tirolesa. Todo, sin salir de la zona. Así, nadie tiene tiempo de aburrirse, por eso, grupos de scouts, estudiantes y familias lo eligen para pasar las vacaciones.
A orillas de la ruta que comunica la villa cabecera de Jáchal con Huaco, pasando el dique, una callecita angosta lleva al puente de ingreso que pasa sobre el río. El sonido de los pájaros y el repicar del río anuncian la oportunidad de contactarse con la naturaleza con sólo poner un pie en el lugar.
El espacio es particular desde el ingreso. En el camping no hay mesas, sillas ni parrilleros. “Cuando la gente elige en qué sector acampar, les llevamos tablones y sillas plásticas. La idea es no contaminar, ya que esta es un área protegida. En cuanto al fuego tenemos mucho cuidado, la gente debe pedir autorización para hacerlo y luego hacemos controles”, explicó Roberto Pombo, dueño del lugar.
Ya en el interior hay todo un mundo por descubrir. Los pájaros abundan y el río tiene la corriente y la profundidad ideales para bañarse con los niños. Más arriba, se puede hacer kayak y, cuando se lo solicita, llega un experto en escalada con todo el equipamiento necesario para practicar la actividad. Una pared baja del cerro sirve para ensayar y, una vez que la gente está canchera, puede usar la pared más alta y compleja. Otra opción que genera adrenalina es la tirolesa, que está colgada de un árbol a otro y que pronto se completará con un parque aéreo que construirán en el lugar. La pesca también es una opción, los peces incluso se pueden ver saltar en el agua justo en el fondo del terreno. Allí, la posibilidad de estar parado al pie del paredón del dique, es una experiencia completamente diferente. A la vez, está permitido subir las escaleras que hay al costado, para llegar a ver todo el espejo en medio del verde de la vegetación y el marrón de las montañas. Sumado a eso, están las caminatas, que se puede realizar hacia distintos sectores tanto de día como durante la noche. Y para quienes quieren conocer la vida de los aborígenes que ocuparon la zona, hay dos chozas construidas del mismo modo que lo hacían ellos hace cientos de años. De este modo, quienes eligen pasar unos días en el camping pueden vivir todo tipo de experiencias sin tener que sacar sus autos del estacionamiento.
