Siempre sometida. Antes por su exmarido y desde hace seis años por su pareja, un mendocino que hizo de las golpizas y humillaciones una constante. Un hombre violento del que dicen que estuvo preso por homicidio en Mendoza, que tenía una causa penal por agredir con un hierro a un vecino y que en la convivencia cosechó numerosas denuncias e incluso una exclusión de hogar por violencia de género. Aun así, Valeria sobrellevaba esa tormentosa relación junto a sus cuatro hijos. Lo hizo hasta esa noche del 2014 que llegó del trabajo y él, en un ataque de furia porque se demoraba, la llevó a la habitación y le pegó un disparo que atravesó su rostro y terminó en la nuca. Esa vez ella sobrevivió a un paro cardiaco y de esa herida que pudo ser su sello de defunción, pero cuya peor secuela fue que perdió el sentido del habla. Muchos pensaron que, por fin, esta empleada municipal y peluquera iba a poder liberarse de ese sujeto que en ese entonces cayó preso mientras fugaba a la vecina provincia. Pero muy por el contrario, a meses de aquel brutal ataque ella parece perdonarlo y aunque resulte increíble ahora lo visita en el penal de Chimbas como si nada hubiese pasado.

Un caso extremo de Violencia de Género de nunca acabar, con Valeria Vera (37) como esa víctima que logró salvarse de la muerte y que vuelve sola a las manos de su victimario. Y con ese hombre llamado Mario Daniel González (35), quien evidentemente la sigue dominando desde la cárcel. La justicia lo tiene en la mira. En estos días, el juez Alberto Benito Ortíz lo procesó con prisión preventiva por intento de homicidio por aquel hecho. El magistrado del Primer Juzgado de Instrucción, además, le sumó dos agravantes: el uso de arma de fuego y violencia de género.

Sometida

Testimonios de los propios hijos de Valeria, de su hermano y sus vecinos confirman que González era de mal carácter, adicto a las drogas y siempre la maltrataba física y verbalmente. Las agresiones eran hasta en la calle, tanto que más de uno intervino para frenar esas golpizas. Uno de esos hechos derivó en que González golpeara con un hierro y fracturara un brazo a su vecino, el 26 de febrero de 2012. Por ese caso, fue procesado y llevado a juicio en 2013, pero zafó de ir a la cárcel (ver recuadro).

Los conflictos con González continuaron, y las denuncias de su mujer también, al punto que el 7 de noviembre de 2012 el juez de Paz de Pocito ordenó que sea sacado de su casa por la Policía y prohibió que se acercara a la mujer. Los organismos oficiales intervinieron para dar asistencia a Valeria, pero nada cambió y la pareja volvió a vivir junta en su casa del B° Teresa de Calcuta en Pocito. Así llegó la noche el 16 de agosto de 2014. Ese día habían ido a visitarlos el padre y la hermana de González, oriundos de Mendoza. Éste estaba molestó porque Valeria no venía. Cuando ella regresó, empezó la discusión y él la metió a la pieza. Los hijos de Valeria y una sobrina declararon que escucharon los gritos, los insultos y por último una detonación. A los segundos vieron salir a González arrastrando a la mujer, ya ensangrentada e inconciente.

Tan desalmado fue González que mientras uno de los chicos sostenía a Valeria y otro salía a buscar a un vecino para auxiliarla, él agarró el arma y escapó en moto de la casa, según el expediente. Lo mismo hizo su padre y su hermana, que prefirieron largarse antes de prestar ayuda a la víctima. Horas más tarde, Mario González fue capturado en el control policial de San Carlos, en Sarmiento, pretendiendo escapar a Mendoza.

De vuelta

Valeria se salvó de milagro. El proyectil que impactó en su mejilla y se alojó en la parte posterior del cráneo la mantuvo en vilo por varios días, pero el daño cerebral fue tan grave que perdió el habla. Las evidentes cicatrices en su rostro y su cabeza hoy son testigo mudo de esa brutal agresión, pero a ella poco parece importarle. DIARIO DE CUYO confirmó que, desde principio de año, Valeria visita periódicamente a Mario González en la cárcel. Esto despierta sorpresa y estupor en tribunales, pero el rechazo mayor viene de sus hijos y sus familiares que dicen que ‘está loca‘. Hay quienes juran que matarán al hombre si sale en libertad.

Lo insólito es que la mujer, a través del abogado de González, fue al juzgado con intenciones de declarar a su favor. Lo grotesco llega al extremo de que el abogado defensor comentó: “ella no puede hablar, pero me hizo saber que parece que fue el hijo quien le disparó. Parece que el niño quería dispararle a González y por error hirió a la mamá”. Apunta a querer hacerlo ver como inocente.

Este diario quiso entrevistar a la mujer, pero fue imposible. Sus hijos prefirieron no hablar, pero se supo que están indignados por la actitud de la madre. Nadie sabe en qué va a terminar esto. González fue procesado esta semana y de ser llevado a juicio puede recibir una condena de más de 10 años de prisión. Valeria espera que próximamente la operen para recuperar el habla, mientras tanto visita al maltratador que casi la asesinó y la dejó discapacitada y en cuyas peligrosas manos, ahora o más adelante, puede estar su destino.