Conmemorando los 151 años de la creación de la Escuela de Enología de San Juan de manos del mismo Domingo F. Sarmiento, hoy se celebra el día del enólogo y al respecto Suplemento Verde de Diario de Cuyo dialogó con los directivos del Consejo Profesional de Enólogos y el Centro de Enólogos de San Juan, presididos por los enólogos Marcelo Ureta y Pedro Pelegrina, respectivamente, entidades que se han posicionado en los últimos años "como gestores de diferentes iniciativas en pos de capacitar a sus matriculados y buscar la excelencia de los vinos sanjuaninos. Paralelamente, realizan una fuerte transferencia de conocimientos sobre el vino a la sociedad, a través de sus cursos de degustación mensuales y diferentes actividades artísticas".
"Un párrafo aparte merece el Centro de Enólogos de San Juan, que este año está festejando sus 90 años de vida, ya que fue creado un 6 de junio de 1923, bajo la denominación de Centro de Viticultores-Enólogos de San Juan.
Desde entonces hasta hoy, ha sido pionero en fomentar todo tipo de iniciativas tendientes a que sus enólogos accediesen a capacitaciones, propiciando la celebración de concursos vitivinícolas en Argentina y presentando proyectos destinados a mejorar las condiciones de la industria" indicaron los profesionales.
Por su parte y desde Calingasta el enólogo Juan Patricio Vilanova entró en el sentido estricto de la palabra: "enólogo es la persona responsable de la elaboración de vinos", se refiere, principalmente, a todos los procesos que se realizan en la bodega desde que entra la uva hasta que sale el vino. Pero en Argentina al culminar la década de los ’90 se replanteó el esquema de organización de las empresas, comenzaron a aparecer nuevas áreas, tales como management, marketing, comercio exterior, entre otras, y el enólogo encontró un rol preponderante como nexo o articulador interdisciplinario".
Para Vilanova "el enólogo debe expresar en cada vino toda la creatividad y originalidad posibles, para conquistar a un consumidor cada vez más conocedor y exigente. Es fundamental, recorrer el mundo para conocer los distintos estilos de vinos que se consumen, y a partir de ahí, desarrollar nuestros productos, planificando el modelo enológico para los objetivos propuestos".
"El desafío es extraer todo el potencial que cada varietal posee, con un adecuado manejo del viñedo, y su posterior transformación en vino, cuidando al máximo cada detalle del proceso, hasta ponerlo en la botella. En fin, como conclusión podemos decir que el trabajo del enólogo, comienza con la uva y termina cuando el comensal bebe una copa de vino".
Finalmente consignó "levanto la copa, para saludar a todos los enólogos y enólogas en nuestro día, unidos por esta maravillosa profesión que cada primavera con la eclosión de las yemas de la vid, renace una nueva ilusión, que se traduce en pasión, hasta ver transformado el fruto en vino. ¡Salud!
