A pesar de algunas señales de mayor pragmatismo tras la muerte de Néstor Kirchner, Cristina Fernández intensificó en meses recientes las políticas intervencionistas en la economía, aumentando la presencia del Estado en los directorios de empresas y dictando frenos a la importación para aminorar la caída del superávit comercial.

Hay pocas razones para considerar que cambiará esas olíticas en caso de ser reelecta, especialmente en momentos en que la economía crece. Sin embargo, la economía está mostrando señales de tensión. Algunos analistas dicen que el actual estímulo al crecimiento con políticas fiscales y monetarias débiles no es sostenible en el mediano plazo y que el próximo Gobierno podría estar forzado a tomar medidas para controlar una inflación.