Justicialistas, radicales. Hasta el papa Francisco. Todos lamentaron la muerte de Antonio Cafiero, una figura clave de la historia política Argentina.

El diputado nacional por el radicalismo, Ricardo Alfonsín, señaló que por apoyar al entonces presidente Raúl Alfonsín durante el levantamiento militar de 1987 Cafiero tuvo que “pagar costos hacia dentro de su partido, y por su lealtad a la democracia nos perdimos un gran presidente”. Mientras desde el Vaticano precisaron que El papa argentino Jorge Bergoglio ‘reza por el alma de Cafiero‘, su hijo Juan Pablo (actual embajador argentino ante la Santa Sede) dijo que su padre fue ‘un hombre que se volcó con mucho corazón a la sociedad‘.

Por su lado, el gobernador bonaerense Daniel Scioli (justicialismo) consideró que ‘sólo unos pocos como adquieren un prestigio tal que son reconocidos por propios y adversarios‘, refiriéndose a quien fuera precandidato a presidente en 1988 con la fórmula en la que lo secundó José Manuel De la Sota. Pero fue derrotado en internas por el binomio Carlos Menem-Eduardo Duhalde, que finalmente ganó las elecciones generales. Desde 1991, Cafiero ocupó distintas embajadas y el cargo de senador nacional (1993-2001 y 2002-2005). En 2001 tuvo un efímero paso por la Jefatura de Gabinete. Ya fuera del Congreso, estuvo al frente de la Conferencia Permanente de los Partidos Políticos de América Latina y el Caribe. Sus restos eran velados desde las 16 en el Salón Azul del Senado.