Indignación, conmoción, impotencia. Dolor, tristeza, también comprensión. Todos esos estados de ánimo se mezclan entre los habitantes del barrio Franklyn Rawson, en Rawson, sobre unos vecinos muy particulares, la familia de Carina Pedernera (27), Germán Funes (40) y sus cinco hijos, dos de 11 y 9 años con presuntos problemas madurativos y otros tres de 8, 5 y 2 años. De ella dicen que siempre mendigó porque eso le enseñó su madre desde que vivían en la erradicada Villa Las Cañitas o Hidráulica en Desamparados, Capital; que muchas veces maltrató a sus niños y que en sus salidas a la calle más de una vez cruzó la línea hacia lo ilegal: Los vecinos dicen abiertamente que sus niños roban en el barrio y que ella hace la vista gorda. En la justicia penal hay una causa que parece reforzar esa crítica vecinal: el pasado 7 de noviembre en una lomoteca de Capital, fue detenida sospechada de mandar al niño a sustraer un DVD y copas por una ventana del local.

"Más de una vez le dijimos que pida ayuda, que golpee puertas, que vaya a los talleres de «madres facilitadoras» (de un programa nacional) para que aprenda a contener, a criar a sus hijos y mandarlos a la escuela. Pero siempre nos dijo «no te metás, a vos no te importa»", se quejó una vecina que pidió reserva de su nombre.

Germán Funes parece tener mejor crédito en el barrio donde viven hace tres años. De él dicen que es un laburante de los ladrillos, que sale a las 5 y vuelve a la tarde. Pero cuestionan que se muestre tolerante con las polémicas prácticas de su mujer hacia los chicos y que en más de una ocasión también los maltrató. Una causa judicial parece apoyar la acusación: el pasado 20 de noviembre Funes cayó porque, al parecer, no soportó que su hijo de 9 años molestara en la siesta y le quemó parte del rostro, cuello y espalda con agua caliente.

Durante los días en que ambos padres estuvieron presos la guarda de los niños quedó dividida entre la Dirección de la Niñez y un tío, que más de una vez fue ayudado por una vecina en el aseo y el cuidado de los chicos.

Sin embargo el miércoles pasado, la justicia de Menores quitó la guarda a la conflictiva familia hasta evaluar, luego de varios exámenes, si pueden o no estar a cargo de sus hijos.

Ese mismo miércoles, Carina Pedernera recuperó su libertad y llegó a su casa vacía. Ayer habló con este diario y criticó la decisión de quitarle a sus hijos. Negó haberlos mandado a robar y haberlos maltratado. Admitió que sale a la calle pero a limpiar veredas y ganarse la vida porque siempre pidió ayuda oficial y no se la dieron. Y atribuyó el grave momento que atraviesan a los comentarios malintencionados de sus vecinos "mentirosos". Dijo que manda sus chicos a la escuela y que está dispuesta a conseguir un trabajo para cuidarlos. La última palabra, la tiene un juez.