En la semana, Laciar cambió más de medio equipo buscando la reacción anímica y futbolística tras la catástrofe que fue el debut en Ramallo. Armó una línea de cuatro en defensa, más cuatro volantes, un mediapunta y un solo delantero a lo largo de toda la semana pero en un acierto táctico del Gino, logró el efecto sorpresa en Talleres arrancando con una línea de tres zagueros, dos volantes externos, dos volantes centrales, dos mediapuntas y un delantero. Más allá del error de Carlos Fernández en la jugada del empate de Talleres, la posición de stopper del Carcucha le sentó más que bien en el primer tiempo, además, Franco y Rudisi se acomodaron mejor con ese sistema defensivo.
En el medio, el dibujo con Ahumada y Martinelli abiertos y pasando permanentemente al ataque, le entregaron juego, sociedades y profundidad para que el trabajo de Ariel Sánchez y del Luto Molina llegando a posiciones de ataque para acompañar a Acevedo fuera más fluido. Ese acierto táctico le dio la ventaja y el mejor pasaje de todo el partido en Unión. Después, su fragilidad anímica le hizo perder solidez y eso lo terminó convirtiendo en un manojo de nervios e impotencia.
Unión tiene el material y ese mismo plantel no se olvidó de lo que hizo hace apenas 4 meses atrás. Lo demostró en el primer tiempo aunque en la cuenta final, el domingo haya terminado en derrota.
