Según comentó la única persona que hay en el lugar, el emprendimiento comenzó a funcionar en 1999 con unas 2.000 cabras de distintas razas, entre ellas Saanen, Anglo Nubian, Britis Alpina y Togemburt. El establecimiento pertenecía a las firmas Lácteos Artesanales y Cabaña Las Majaditas. En 2004 el emprendimiento fue noticia porque firmó un acuerdo con un laboratorio de investigación de Mendoza para desarrollar un programa de mejoramiento genético para aumentar la productividad de la leche de cabra. En ese momento el establecimiento contaba con 1.900 animales, de los cuales el 95 por ciento eran hembras, dedicadas a la producción de leche. Después, las empresas se separaron y todo quedó en manos de Cabaña Las Majaditas. Según contó la persona que está en la finca, por falta de fondos la cabaña comenzó a decaer. Hoy hay sólo unos 100 animales escuálidos muriendo de hambre.
