Su última creación contrasta con las obras abstractas del Museo a Cielo Abierto, el paseo de Rawson ubicado en el bulevar de Avenida Mendoza. Y es la que más llama la atención. Entre figuras amorfas, sobresale una escultura pintada de celeste, rojo y negro hecha exclusivamente con repuestos de autos. Con cuidadoso detalle, la obra tiene cada elemento soldado o conectado con un significado preciso. Si hasta la comisura de los labios pintados tienen una curvatura medida y estudiada. El autor es Carlos Naranjo, un hombre inquieto de 63 años que tiene una particularidad: no vive del arte, sino de su oficio, mecánico de autos.
El artista de los talleres tiene tres obras en el paseo, pero la más nueva y grande es la del muñeco tipo Transformers que tiene una placa con dos mensajes. Uno hace referencia al Bicentenario y el otro es directo: "Cuidá tu vida. No tiene repuesto". Según el autor, está destinada a llamar la atención de los jóvenes y niños y representa a una persona que se niega a seguir tomando alcohol.
La escultura está llena de detalles. "El interior de la cabeza tiene engranajes de velocímetros, que representan el cerebro. A la altura de la clavícula hay un módulo de encendido electrónico, que es un marcapasos, y va conectado a una bobina de encendido, que es el corazón. Los vasos sanguíneos son cables de bujías, mientras que hay dos rulemanes manchados, que representan los pulmones con smog y el daño de los cigarrillos", cuenta Naranjo.
Y hay más para interpretar. La cabeza, hecha con la carcaza de arranque de un Mercedes Benz, está girada a un costado, como diciendo que no a otro trago de alcohol, pero los ojos, que son bolillas de junta homocinética, no dejan de mirar el vaso, explica el autor. "Es como una lucha: mientras los ojos miran con ganas y la boca pareciera dar un último trago, la cabeza se niega a seguir tomando", agrega Naranjo.
Casado y separado, con dos hijos, Naranjo se describe como una persona que no puede estar sin hacer nada. "A mí me faltan horas del día. Siempre fui así, de no parar. De joven, por ejemplo, me iba a conocer países limítrofes, de aventurero nomás. Y si bien yo vivo de mi oficio de mecánico, siempre me gustó escribir poesías, cantar, tocar la guitarra. Un día empecé a soldar fierros que tenía tirados en el taller y ya no paré de crear", afirma.
Fue hace tres años que se animó a hacer una escultura para exhibirla públicamente. Y la hizo para el Museo a Cielo Abierto ubicado en la misma calle que su taller. Con el tiempo logró exponer dos más. Una se llama "Hiroshima 1945" y es una especie de lagarto mutante, justamente por las deformaciones que sufrieron los seres vivos allí como efecto de la bomba atómica. La otra se denomina "Cuando cesa el esfuerzo, comienza el fracaso" y es un conjunto de engranajes bien ensamblados, pero con uno de ellos sin un diente.
"Ahora tengo en proyecto dos obras más, que estarán expuestas en el mismo paseo. Una será un mapa de San Juan, sostenido por dos brazos, que va a medir como 4 metros, mientras que la otra será un molino de viento. Por supuesto, todo será hecho con piezas de autos", adelantó Carlos, el escultor de los repuestos.
