"Todavía escucho los ruidos de los plásticos romperse y las frenadas de los autos en la oscuridad. Desde ese momento no pude dormir", decía ayer con una mirada perdida y aún shockeado José Luis Lara, un changarín de 42 años y padre de 5 hijos. El y su mujer, Verónica Estrella (32), venían la noche del martes en dos bicicletas por ruta 40, entre calle 7 y 8, hasta su casa de calle 6, en Pocito. En el camino, un joven motociclista de 19 años embistió a su esposa desde atrás y todo terminó en un terrible accidente que acabó con la muerte del muchacho.

Ayer, en su casa del asentamiento Mosconi, sus hijos iban y venían. Tocaban al hombre como consolándolo e intuyendo que algo malo había pasado. Lara contó que habían ido hasta un salón de fiestas de ruta 40 y calle 9 con su mujer a buscar trabajo: él como mozo y ella para la limpieza. Después de unas horas y de obtener los trabajos, regresaron por la ruta en las bicicletas (sin señales lumínicas) que les había prestado su hermano.

"Venía adelante de mi señora por la ruta. A lo lejos escuché una moto que venía muy fuerte", contó Lara. Era Maximiliano Cabanay (19) que venía en su mismo sentido en una Motomel 150cc. De repente, un estruendo tremendo y a los segundos, su mujer voló por los aires por su costado derecho con bicicleta y todo. En la penumbra, se bajó del rodado y corrió a auxiliarla. Estaba desvanecida y herida. Allí, los sonidos de la moto que era arrastrada por un auto y de los plásticos que crujían con cada cubierta que los pisaba, continuaban sonando en su cabeza. Como también los gritos desesperados y las imágenes de varios conductores que se atravesaban en la ruta tratando de que otros aminoraran su veloz avance para que no pisaran el cadáver. "Fue horrible lo que pasó, no se lo deseo a nadie", finalizó José Luis Lara, pensativo.