A Juan Ortega el beneficio de "Capital Semilla" prácticamente le cambió la vida. El joven oriundo de 25 de Mayo, se enteró hace dos años del programa que otorgaba préstamos de honor y rápidamente se interiorizó sin pensar que sus ilusiones se iban a transformar en una realidad en mucho menos de lo que él esperaba. Pasó de hacer artesanías en madera a instalar su propio aserradero.
La vida cotidiana que llevaba Juan, distaba mucho de su realidad. Con 32 años y una hija de 2, el joven veinticinqueño realizaba artesanías en madera y estudiaba Ingeniería Agropecuaria en la Universidad de Chepes, La Rioja. Además, participaba en las reuniones de la Juventud Peronista. Allí fue donde se enteró del Capital Semilla y como reunía todos los requisitos, se puso manos a la obra. "Necesitaba hacer algo para recaudar dinero, porque la ayuda de mis viejos no me alcanzaba para hacerme cargo de los estudios y yo quería terminar la carrera" contó.
Al poco tiempo de realizado el trámite, Juan recibió la notificación que era acreedor del Capital Semilla en categoría "B". Recordó que fueron 40 mil pesos con los que compró una sierra circular, cepilladoras y máquinas chicas como taladros y amoladoras. Además, invirtió en palos rollizos para techos, lo más requerido por la gente del pueblo y así nació el "Aserradero Medalla Milagrosa", instalado en su propia casa, en un loteo que antes perteneció al Ferrocarril y donde hoy, decenas de familias construyen sus hogares. "Me vino genial, porque todos me compraron puertas, ventanas y palos rollizos", agregó. De ahí en más el aserradero comenzó a crecer y Juan tuvo que tomar como mano de obra a su hermano y a su cuñado. "Acá todo el mundo trabaja en el campo, otra fuente de trabajo lamentablemente no hay", sostuvo Juan quien ahora con 34 años está mucho más entusiasmado porque en estos días recibirá el Capital Semilla categoría "C", destinada a fortalecer ese emprendimiento. "Voy a comprar una multifunción y una sierra sinfín para fabricar pallets de madera, que son muy utilizados acá por el tema de la cosecha de uva en fresco", contó Juan, a quien no le alcanzan las palabras para agradecer. "Inconscientemente todos buscamos un trabajo rentable, donde uno sea el que maneje los tiempos, y yo que lo logré de un día para el otro, por ahí me cuesta caer. Sin dudas que me cambió la forma de vida, de pensar, de manejarme. Ahora sólo pienso en recibirme", cerró.
