Creció empapado de conciencia ecológica. Eso mismo que leía en las revistas sobre el tema, lo llevó a la práctica una y mil veces. Papel reciclado de colores (a costa de desafilarle las cuchillas a la licuadora de su mamá, según confiesa) y la recolección de cientos de botellas plásticas para convertir en macetas fueron sus juegos de niño. Hoy, con 24 años, Federico Orellano levanta con orgullo su título de Ingeniero en Ecología, y no es para menos ya que es el primer profesional de su tipo de la provincia y uno de los pocos del país. A la carrera -que se dicta exclusivamente en la Universidad de Flores en Buenos Aires- llegó gracias a Google y a sus inquietudes ambientalistas.

De vuelta en San Juan -tras haber cosechado experiencia en Buenos Aires en una de las cuatro empresas argentinas que se dedica al reciclado de material tecnológico, tema que le sirvió de base para su tesis y para una interesante ponencia en el Congreso Ambiental San Juan 2010- asumió un nuevo desafío: él mismo le propuso al gobierno trabajar con residuos electrónicos para dar un gran paso en las cuestiones ecológicas. Aprobada su propuesta por Medio Ambiente ya empezó con las primeras acciones de su nuevo experimento para darle un destino final a computadoras obsoletas y electrodomésticos quemados.


-¿La cuestión ambiental está de moda?

-No, responde a una necesidad real, es por eso que se requiere de profesionales capacitados específicamente en estos temas para solucionar problemas propiamente del sistema.

-Pero esos problemas ¿han existido siempre o se empezaron a visualizar en los últimos años?

-Han existido siempre pero actualmente hay más conciencia sobre ellos. No hay que olvidarse por ejemplo que el Riachuelo tiene 200 años de contaminación. Lo que es más reciente es la capacitación de los profesionales.

-¿Todos los problemas ambientales tienen solución?

-Tienen posibilidades de remediación, ya que algunos problemas no son estrictamente solucionables porque el daño eventualmente hecho es muy difícil de reparar, como el Riachuelo. Si se daña un sistema biológico nunca la recuperación va a ser completa.

-¿Cómo afectan al medio ambiente las computadoras?

-El problema con este tipo de aparatos es la velocidad del recambio tecnológico, lo que genera residuos en masa. Hasta ahora no se había previsto una logística de recolección o un sistema que acompañe ese tratamiento de ese residuos. No hay prácticamente lugar donde se trabaje en esto. Mantener equipos que no se usan básicamente genera basura y un potencial problema por ejemplo en el caso de un incendio.

-Entonces, ¿en que consiste tu iniciativa para resolver este tema?

-Yo había planteado en mi trabajo final de la carrera, una planta de tratamiento de residuos electrónicos. Para eso hay que partir de un sistema de gestión para recolectar el material en desuso que no es poca cosa porque implica una gran logística y luego hay que hacer el desmantelado de los equipos que no sirven, la clasificación de los materiales para destinar como residuo o lo que valorable para ser reutilizable. El concepto con que se trabaja en estos casos es reutilizar los componentes que sirven y ver que se puede reciclar. Implicará dar una correcta disposición para este tipo de residuos, es un servicio que se tiene que prestar para no seguir contaminando y para garantizar que ese residuo tenga una correcta gestión final. En algún momento se va a exigir, de hecho se pretende por ley que todos aquellos pueblos o comunidades que superen los 10.000 habitantes tengan algún sistema de recolección o de gestión de este tipo de residuos que incluye lo que se conoce como línea blanca.

-¿Qué se está haciendo concretamente?

-Se están dando varios pasos en paralelo para llegar a la puesta a punto: por un lado se está viendo la factibilidad de establecer la unidad de tratamiento como un anexo al futuro parque de tecnologías ambientales (que está previsto al lado de la planta de residuos de Rivadavia), ya que de eso dependerá la cantidad de residuos que se puedan aceptar. Como carecemos de de estadísticas y de estudios previos, estamos entrevistando en principio a los grandes usuarios y grandes generadores de residuos tecnológicos de la provincia, como ser el propio Estado, la Universidad y Energía San Juan con todos los equipos que se queman cada vez que hay una suba de tensión. Estos son los primeros residuos que vamos a recibir. En cambio, contactar y trabajar con los usuarios domésticos todavía es imposible y económicamente inviable. Por ahora estamos armando presupuesto, las unidades de trabajo y los procedimientos.

También estamos en contacto con un programa del CFI para recuperar los aparatos que sirvan. Ellos hace algunos años que ya trabajan en su Centro de Reciclado y Acondicionamiento de computadoras, con gente que capacitan para que tengan una salida laboral y a su vez, el material que arreglan, se lo entregan a escuelas, bibliotecas, comisarías, instituciones intermedias que necesitan de una computadora básica.

-¿Qué es lo que se puede rescatar de una computadora?

-Todo depende del tipo de computadora. En general sirve el 80 por ciento de sus elementos. En los modelos viejos generalmente lo más valioso está en la placa de circuitos electrónicos, la placa madre, en cambio los plásticos no porque habitualmente traen retardantes de llamas, que son compuestos clorados que en malas condiciones ambientales predisponen para generar dioxinas furanas que técnicamente son el compuesto más venenoso producido por el hombre. O sea que no conviene reciclar cualquier plástico antes hay que conocer los compuestos. En cambio, si a esos plásticos conviene derivarlos para relleno sanitario. El resto de los componentes se clasifica como chatarra liviana y se puede recuperar el cobre de los bovinados, algo de vidrio.