David Páez volvió a la selección Argentina para esto. Para guiarla desde su experiencia y jerarquía en los momentos más complicados. Anoche, con Italia arriba en el marcador en el amanecer del juego, el multicampeón con el Barcelona de España saltó a la cancha para cambiar el curso del encuentro. Y vaya si lo hizo. Le dio calma a un equipo que comenzaba a ser preso de sus propios nervios. Un equipo donde David se paró de defensor, permaneciendo Nalo García al medio. Y con un trabajo de desgaste, la Argentina se potenció con su gran figura. Los dos goles fueron una obra de arte de este Páez campeón con su hermano en José Luis en Reus 1999. En el primero para hacer un jugadón personal y dejar en la nada al arquero italiano, Leonardo Barozzi, a quien se le coló la bocha en el primer palo. Fue el 3-2 que destrabó el encuentro.
Su carácter de líder lo llevó un par de minutos después a molestarse por el penal cometido por Carlos Nicolía, quien pateó un stick de un rival e incluso dejó al equipo con uno menos por la azul. Ya en el complemento y cuando el juego había entrado en un freezer, otra vez entró en acción para estirar las diferencia con otro jugadón suyo culminado con toque a la red. La euforia en el grito de su tanto marcó el desahogo y la satisfacción por la mayor parte de la misión cumplida. “Era importante ganar por el tema que se trataba del primer rival importante del Mundial. Lo hicimos apelando al buen juego y sabiendo aprovechar nuestros momentos. Hay que estar tranquilos porque todavía falta mucho camino por recorrer”, analizó David, el rey que volvió.
