De flaco no tiene nada, ya que ahora pesa cerca de 40 kilos y está en excelente estado de salud. Ese fue el nombre que le dieron hace dos años y medio cuando lo dejaron abandonado en el predio de la Delegación Municipal Oeste de Chimbas, en el barrio Los Pinos. En ese entonces tenía dos meses de edad y las costillas a flor de piel por su delgadez a falta de comida. Por caridad, los encargados del lugar lo dejaron quedarse sin imaginar que se convertiría en el guardián del barrio. El año pasado El Flaco ayudó a detener a un ladrón y por ese acto de valor la Municipalidad de ese departamento lo condecoró con una medalla, algo que es inédito en la provincia.
De día es pura dulzura y se acerca a los chicos y los adultos conocidos para que le hagan cariño o le rasquen las orejas. Pero de noche se transforma es un verdadero perro guardián, según dijo Silvia Trigo, una profesora de gimnasia que da clase en la Delegación Municipal y que se encarga de alimentar y cuidar a El Flaco. La profesora contó que una noche un patrullero perseguía a un delincuente que venía corriendo en dirección a la Delegación. La calle Belgrano al costado de este edificio está cerrada al tránsito y sólo tiene lugar para que pase una persona. El delincuente pasó por ahí en tanto que el patrullero tuvo que retroceder y dar toda la vuelta a la manzana para continuar con la persecución, lo que le dio un poco de ventaja al perseguido. Pero igualmente no pudo escapar. El Flaco le salió al encuentro y lo detuvo poniéndole las patas delanteras en su pecho. Luego de frenarlo lo sujetó de los pantalones y lo detuvo, sin hacerle daño, hasta que llegó la Policía. “Los vecinos ni los policías podían creer lo que hizo El Flaco. Es por eso que el intendente del Chimbas, Mario Tello, lo condecoró con una Medalla al Valor. Se la entregó para un festejo del Día del Niño”, dijo la profesora.
La medalla que recibió El Flaco es doble. Incluye una en forma de pata de perro y otra circular de plata en la que dice “Medalla al Valor”. Sólo la usa en ocasiones especiales porque ya intentaron robársela un par de veces.
La tarea de cuidar el barrio es diaria para El Flaco. Hace unos meses también frustró un robo en uno de los domicilios. Dos menores intentaron ingresar a la fuerza en una casa en la que no había nadie. El Flaco estaba haciendo su ronda de costumbre y los descubrió. Los espantó con los ladridos. “Siempre está atento a las personas ajenas que ingresan al barrio y es un fiel cuidador de los chicos. Cuando los niños salen a la madrugada para ir a la escuela el perro los acompaña hasta la parada del colectivo y se queda con ellos hasta que se van. Es por eso que los vecinos lo adoran. Una vecina intentó adoptarlo y se lo llevó, pero él siempre vuelve a la Delegación porque la siente como su casa”, dijo la profesora.
De noche, este perro prácticamente no duerme. Desde que se oculta el Sol hasta que sale, recorre las calles del barrio. Por eso de día es habitual verlo dormir a la sombra de los árboles y luego de recibir una gran ración de alimento en forma de recompensa por su intensiva labor de vigilancia.
