Los hermanos Aracena estaban acostumbrados a dormir con frío en una de las dos habitaciones de su precaria vivienda de calle 25 de Mayo y Salta, en Chimbas. Es por eso que a Jorge, de 17 años, lo despertó el calor intenso que sintió en la cara. Cuando abrió los ojos creyó estar en el infierno. Las llamas habían comenzado a quemar la única frazada con la que se había tapado. Su mamá no estaba porque había madrugado para hacer cola en el Registro Civil y tramitar el documento. Y él tuvo que asumir las tareas de salvataje. Despertó a los tres chicos más grandes y cargó en brazos a los pequeños de 1 y 3 años para salir antes que ardiera todo. En menos de una hora, y a pesar de los esfuerzos de los vecinos y de los bomberos para controlar el siniestro, el fuego los dejó en la calle. Pero la ayuda no se hizo esperar. Funcionarios, vecinos y personas desconocidas colaboraron con ropa, calzado, muebles y alimentos para esta familia conformada por Violeta y sus seis hijos de entre 1 y 20 años.
Los gritos desesperados de los chicos pidiendo ayuda despertaron a los vecinos más cercanos que, tan asustados como los Aracena por las dimensiones de las llamas, comenzaron a arrojar baldazos de agua en un intento desesperado por detener el fuego que comenzó a eso de las 3 de madrugada de ayer. Esa fue la primera demostración de solidaridad que recibió esta gente que, a un par de horas de haber ocurrido el siniestro, comenzó a recibir la ayuda desinteresada hasta de personas desconocidas.
Ni los retos ni amenazas de su madre lograron que Matías, de 3 años, se quedara sentado tapado con una campera que les donó la vecina de al lado. Estaba descalzo porque se le quemó el único par de zapatillas. Y en el patio el frío era insoportable por los casi 4 grados bajo cero (y una sensación térmica de 8,2 bajo cero) que marcó el termómetro y por el barro que quedó después de que los bomberos apagaran el fuego, tras dos horas de arduo trabajo. Al lado del pequeño se sentó Débora, de 6 años, contenta porque el pantalón de pólar que le trajo una vecina a la que no le sabía ni el nombre, le quedaba como hecho a medida. Pero los Aracena festejaron mucho más la donación de María. La señora que vive a dos cuadras de su casa. Les acercó un kilo de pan, azúcar y té para que desayunaran.
"Lo único que se salvó de las llamas fue la ropa con que los chicos se habían acostado a dormir, nada más -comentó llorando Violeta Aracena, la mamá de los chicos-. Se quemó el lavarropas usado que compré con unos ahorros, la bicicleta que usaba mi hijo mayor para ir a hacer changas y las fotos de los cumpleaños, de los bautismos. Pero gracias a Dios todos estamos bien y contamos con una ayuda de todo el mundo que jamás imaginamos que podíamos recibir".
La mujer hizo estas declaraciones luego de que se enterara de que los integrantes de un taller comunitario les iba a donar ropa para toda la familia. Y de que comenzó a llegar la ayuda oficial.
Del área de Acción Social de la Municipalidad de Chimbas, enviaron mercadería y calzado, y una cuadrilla de obreros para limpiar el lugar y comenzar con la reconstrucción de la habitación destruida. Y desde el Ministerio de Desarrollo Humano les mandaron camas, colchones, almohadas y frazadas para todos.
Bomberos aún no determinó la causa del incendio en la casa de los Aracena, aunque la hipótesis más firme es que haya sido un cortocircuito. El fuego consumió casi por completo el dormitorio de adobe y madera, y el techo de dos piezas más construidas con ladrillo.
