El suelo es un sistema dinámico y complejo cuya función no es sólo la de servir como soporte mecánico para el crecimiento de las plantas, sino que también es el medio a través del cual éstas toman el agua y los nutrientes que necesitan para su desarrollo. Por otro lado, el productor se "comunica’ con el cultivo para lograr las respuestas que desea, mediante las prácticas de manejo del suelo que lleva a cabo (laboreo, riego, fertilización, etc.). Cuando un suelo se encuentra en condiciones adecuadas para cumplir con su función para la producción, se dice que es de buena calidad. Es el Ing. Agrónomo Lucio Gómez, quien explica la realidad actual del suelo sanjuanino.
¿Qué es el suelo?
Los suelos son cuerpos con naturaleza propia, específica, resultantes de la evolución de los materiales que le dieron origen, llamados regolitos. Los regolitos generalmente fueron transportados por el agua, hielo o viento. Las características del suelo dependen de la composición de los regolitos y del clima en especial de la lluvia, humedad y temperatura del lugar donde fueron depositados. Tienen una parte sólida y un espacio de poros, por lo general en proporciones aproximadamente iguales. La parte sólida está compuesta por minerales, arena, limos, arcillas y materia orgánica animal, vegetal, viva y muerta
La principal diferencia entre el suelo y un montón de minerales es el tener una enorme cantidad de bacterias, hongos y otros microorganismos como lombrices, insectos, etc., que desarrollan en él sus procesos vitales tomando energía de vegetales muertos y en parte de minerales. Las plantas viven de los residuos utilizables de esta actividad que son compuestos minerales, nitrógeno, humus. Cuanta más actividad microbiana tenga un suelo más productivo es. En los climas cálidos y secos la materia orgánica se oxida rápidamente y generalmente es escasa. A la proporción entre arena, limo y arcilla se le llama textura, y a la forma en que se disponen o agrupen las partículas se le denomina estructura. Hay básicamente unas seis tipos de estructuras (Laminar, en bloques, prismática o columnar, migajosa, masiva, y grano suelto). De la estructura depende la cantidad y característica del espacio poroso del suelo. Esta es de suma importancia para los cultivos porque en los poros se alojan las raíces y el agua y el aire que respiran las raíces. Los suelos que se compactan por el paso de personas maquinaria o animales pierde porosidad y se reduce o anula el crecimiento de las plantas.
¿Cómo está compuesto en general el suelo sanjuanino?
Los suelos de San Juan son los típicos de desierto. Las precipitaciones son escasas y los materiales originarios que fueron aportados por crecientes del río San Juan a través de siglos evolucionan muy lentamente. Como subproducto de esa evolución también se forman sales. En zonas lluviosas las sales son arrastradas hacia el subsuelo y de allí, a los ríos y finalmente al mar. Aquí la lluvia escasa, no alcanza a lavar las sales que quedan en el perfil. Los suelos sanjuaninos son naturalmente salinos con excepciones en los bordes de los valles donde el material es grueso, ripioso, retienen poca agua y las escasas sales que se forman son lavadas fácilmente. También son muy heterogéneos porque la distribución de los regolitos dependió de cuán grande fue la crecida que lo depositó.
¿Cómo se trabaja un suelo con sal?
Para hacerlos productivos el hombre debe desmontarlos, nivelarlos, hacer bateas o piletas de 10 a 15 m de ancho por 100 de largo y luego inundarlos repetidas veces (con un agua que es costosa porque debió ser captada del río y conducida largas distancias por una red de canales) hasta lograr que las sales sean disueltas y arrastrada más allá del alcance de las raíces. Para ayudar al lavado suelen usarse algunos cultivos tolerantes a sales, como el centeno, cebada, agropiro, sorgo acelga o remolacha. La finalidad de estos cultivos es lograr una cobertura vegetal que reduzca la evaporación y que las raíces perforen el suelo para obtener nuevos canales de infiltración e incorporar restos orgánicos que ablandan el suelo y facilitan el lavado. Una vez lavados es conveniente cultivarlos al menos dos o tres años, con alfalfa, que es reconocida como mejoradora de suelos, porque sus raíces profundas perforan el suelo hasta los cuatro metros, facilitando la aireación, completando el el lavado en profundidad y porque aporta nutrientes desde lo profundo hasta cerca de la superficie poniéndolo al alcance de otros cultivos. El agregado de materia orgánica (enterrar estiércol, vicia, cebada, mantillo de hojas) mejora notablemente la estructura del suelo y por ende la productividad.
¿Cómo se degrada el suelo?
Así como un suelo inservible para la agricultura puede mejorarse, un buen suelo pude degradarse con malas labores de cultivo. Las labores necesarias dependen de cada cultivo poro como regla general un exceso o abuso de labranza degrada el suelo.
El exceso de labores culturales como por ejemplo el arado rompe la estructura natural de los suelo. Las raíces de las plantas por lo general son capaces de recuperar o mejorar la estructura (adaptándolas a sus necesidades) En general las gramíneas son eficientes en este sentido. En la actualidad hay una tendencia global a la labranza cero.
¿Cómo es el uso racional del suelo?
Existen muchísimos factores que hacen a la racionalidad del uso. Para empezar, en la naturaleza no existe la labranza y las plantas se las arreglan para prosperar. Como dije antes arar más de lo indispensable es irracional. En los suelos de desierto se ara para mejorar la infiltración, romper alguna estructura poco ventajosa, como la masiva y la columnar, para preparar una cama de siembra y también para combatir malezas, que pueden también controlarse con herbicidas. Otra forma muy común de degradar el suelo en por el exceso de riego. Se forman napas freáticas que ahogan el sistema radicular o que escurren por el subsuelo y van a perjudicar zonas bajas vecinas. Un grave problema en la racionalidad es la forma en que se entrega el agua de riego. La operación de los distritos de riego de San Juan se hace bajo el imperio de una ley o Código de Aguas elaborado en 1977/78 por abogados que no tenían conocimientos técnicos sobre el riego. (Supongo que su única experiencia es haber sido propietarios de fincas). El ente distribuidor, obligado por la ley, distribuye el agua de formas que países como México, Francia y muchos otros abandonaron allá por 1940. La eficiencia de riego en esos países llega al 60%. (Eficiencia es la relación entre el agua derivada por los canales y la efectivamente aprovechada por las plantas. En San Juan, según determinaciones hechas por el INTA midieron el 2% en años de buenos caudales en el río y hasta el 10 % en periodos de sequía. En realidad la forma técnica de lograr altas eficiencias es muy compleja y la ley obliga a una simplificación que en realidad lo que hace es transferir los problemas de la operación al regante; y este lo único que puede hacer es bajar la eficiencia. Esta situación produce un minifundio hídrico, donde fincas que tienen derecho para toda su extensión con suerte logran regar la mitad. Una operación de riego que tenga en cuenta el largo más conveniente de melga o surco, las características de los suelos, las necesidades del cultivo en sus distintas épocas, los derechos legales, etc. lograría, como en otros países, una eficiencia muy superior aprovechando para la producción suelos que ya tienen servicios de pavimento, energía, canales, viviendas para encargado y obreros, etc.
Últimamente se repite donde quiera que para ahorrar agua hay que instalar riego por goteo. Es un contrasentido instalar un sistema caro sobre fincas que ya tienen otro sistema que fue costoso implementar (el de riego por superficie) más teniendo en cuenta que tenemos una economía agrícola de supervivencia y no de abundancia, es la opinión del Ing. Gómez.
Tenemos la red de riego impermeabilizada más extensa de América, tenemos los medios para manejar la enorme cantidades de datos que exige operar los distritos de riego en forma tecnificada, programas de computadora desarrollados en San Juan que contemplan las condiciones y modalidades locales, compuertas que pueden automatizarse, programarse y controlarse remotamente desde una camioneta o moto; y muchos medios más. Sin ir lejos hay en La Rioja distritos de riego con recursos hídricos escasísimos pero riegan con una eficiencia "muy’ superior a la nuestra.
Por lo general los suelos de desierto que dejan de cultivarse se re-salinizan en pocos años por el ascenso por capilaridad de sales.
¿El hombre hace mal uso del mismo?
Los agricultores sanjuaninos adoptan rápidamente las mejoras tecnológicas que se le brindan; variedades seleccionadas o mejoradas genéticamente (son líderes en el país en la producción de semillas de hortalizas mejoradas), maquinaria, agroquímicos, etc. son eficientes en calidad y rendimientos. Si el agua de riego se les entregara de forma que los obligara a ser eficientes, se adaptarían rápidamente.
El efecto erosivo, ¿es grande en nuestra provincia?
Es muy grande, pero no por la agricultura sino porque desde principios del siglo XX hubo una explotación descontrolada, irracional y suicida del monte natural. En otros casos por la explotación caprina que por lo general no fue asistida en extensión técnica, en manejo y en mejoramiento genético.
En los sectores donde hay salinización, ¿puede revertirse el suelo?
Definitivamente sí. El primer gran paso sería una operación de riego tecnificada y moderna a nivel distrito. Si se hiciera las superficies que necesitarían drenaje sería el 10% de la actual, (INTA, Estudios de Suelos y Drenaje del Valle del Tulum – 1976).
¿La extensión de suelo es cada vez más productiva?
La gran limitante es la escasez de agua de riego. Modificando la ley y tecnificando la operación de distribución podría fácilmente duplicarse la superficie cultivada en las fincas que ya tienen derechos. Si le sumamos el efecto regulador de los diques en construcción podría entregarse derechos eventuales para hortalizas y pasturas a nuevas áreas.
