Imagen viva de la tenacidad y el éxito para algunos o viva encarnación del mal para otros, la figura de Walt Disney es tan controversial que en general no admite opiniones imparciales.
Desde hace ya más de medio siglo, el nombre "Disney" ha sido compañero de la niñez de muchas generaciones, creando algunos de los momentos tan hermosos como tristes que vivimos acompañando a simpáticos personajes animados.
Así, hemos visto a Mowgli experimentar las más increíbles aventuras en las selvas de la India o al Hada Madrina de Cenicienta apareciendo con su varita mágica un hermoso vestido y una magnífica carroza para que la doncella pudiera ir al baile del palacio; incluso volamos con Wendy y Peter Pan al fantástico País de Nunca Jamás.
Pero también sufrimos cuando al escuchar un disparo aterrador, tuvimos la certeza de que la vida de un pequeño cervatillo de nombre Bambi nunca volvería a ser igual o acompañamos al pequeño Dumbo mientras era arrullado por su "mamá elefanta" encerrada tras las rejas por un tiránico cirquero.
Tan contrastantes como sus animaciones resultan las versiones sobre la vida de Walter Elias Disney, un hombre que habiendo nacido en la ciudad de Chicago en 1905, desde muy joven mostró gran afición y talento para el dibujo, la fotografía y la ilustración.
De este modo, un Walt Disney adolescente se vio obligado por la situación económica familiar a desempeñar los más diversos oficios; sin embargo, este creativo jovencito logró con gran esfuerzo combinar las actividades redituables como la venta de periódicos, con su asistencia matutina a la secundaria McKinley y por las noches a la Academy of Fine Arts.
Así, poco a poco el hijo de Elías Disney y Flora Call fue madurando y descubriendo el lado oscuro del ser humano ya que a sus escasos 16 años, después de ser rechazado en el ejército para luchar en la Primera Guerra Mundial, decidió aventurarse para conducir en Europa una ambulancia de la Cruz Roja contemplando así los horrores del conflicto.
Al regresar a su país natal, entró a trabajar en un estudio de arte en la ciudad de Kansas, en donde conoció a su compañero, amigo, socio y colaborador de muchos años, Ub Iwerks. Poco después los dos dibujantes comenzaron a vender animaciones a los teatros a través de su compañía Laugh-O-Grams, la cual por cierto terminó en la bancarrota.
Pero Walt no era un hombre que aceptara la derrota con los brazos cruzados, embarcándose en un nuevo proyecto que en 1923 lo encaminó hacia Hollywood, donde en sociedad con Iwerk y su hermano Roy, produjo la serie animada "Alice in Cartoonland".
Dos años después decidió contraer matrimonio con su colaboradora, Lillian Marie Bounds y para 1927 creó su primer personaje animado -Oswald Rabbit- del cual perdió los derechos, para ser recuperados por su multimillonaria empresa hace apenas unos años. Pero este nuevo tropiezo tampoco logró mermar el empeño del artista, de manera que en 1928 creó al que se convertiría en un ícono de la cultura norteamericana: Mickey Mouse, el cual a su vez brincó a la fama con el cortometraje sonoro "Steamboat Willie".
Conquistó su primer Oscar en 1932 con el cortometraje "Flowers and Trees" de la serie "Silly Simphonies", aunque el salto definitivo al éxito lo dio cuando estrenó su primer largometraje en 1937, "Blancanieves y los Siete Enanos", cinta que le valió otra estatuilla dorada. Observando el triunfo de su nueva producción, Disney decidió continuar con la producción de películas animadas como "Pinocho" (1939) o "Bambi" (1950); pero entre estas dos realizaciones se encuentra la que tal vez pueda ser calificada como la cinta más polémica del creativo estadounidense: "Fantasía" (1940).
Esta producción se alejó en gran medida de los simpáticos personajes como "Pepe Grillo" que Walt había creado anteriormente, así "Fantasía" consta de una serie de representaciones gráficas -algunas de ellas verdaderas obras de arte- acompañadas por la música creada por grandes compositores como Bach, Stravinsky, Tchaikovsky y Beethoven, siendo la parte más discutida el episodio "Una noche en la árida montaña", singular ilustración del Ave María de Schubert, en la cual observamos a un terrorífico demonio Chernobog- que invoca a un sinfín de espíritus malignos que le rinden pleitesía.
De hecho este segmento animado, así como la bruja Maléfica en la "Bella Durmiente" (1959) o la figura del hada Campanita de Peter Pan (1953), propiciaron que alrededor de Walt Disney se concibieran gran cantidad de rumores como una supuesta afición por las artes oscuras.
Pero esto son sólo hipótesis; por otro lado, los hechos nos indican que Disney -dejando de lado un juicio sobre su calidad moral o creencias místicas- fue un visionario que se preocupó por el avance no sólo de su carrera, sino de la raza humana en general, teniendo una importante participación en la difusión de la investigación espacial.
También de Walt Disney puede decirse que fue un patriota que ayudó a los Estados Unidos a mantener la moral tanto del pueblo como de las tropas a través de sus caricaturas durante la Segunda Guerra Mundial.
