Minuto 39 del primer tiempo. Apenas dos minutos antes, Inglaterra había descontado y puesto el 1-2 parcial ante Alemania. Frank Lampard como tantas otras veces prueba de media distancia. El arquero teutón vuela, pero con suerte le alcanza para salir en la foto. La pelota pega en el travesaño e ingresa, no menos de 15 centímetros. Es el empate. Los jugadores británicos empiezan el festejo. El partido da un vuelco inesperado apenas tres minutos atrás, cuando el 2-0 para Alemania era clarísimo. Pero no. El árbitro uruguayo Jorge Larrionda mira a su derecha y su segundo asistente, su compatriota Mauricio Espinosa, no corre hacia el medio para marcar el tanto. Entonces, el partido sigue con el 2-1 para los dirigidos por Löw. 44 años después la historia se invierte. De aquel derechazo de Geoff Hurst en la final en Wembley entre los mismos rivales a este despojo de ayer en Bloemfontein. Los une el espanto a éstos dos momentos memorables de los mundiales. En aquella ocasión sirvió para destrabar en tiempo suplementario la final por la copa que por entonces se encontraba 2-2. Después vino el cuarto de los ingleses, pero el daño ya estaba hecho y así los locales se quedaron con lo que hasta el momento es su única vuelta olímpica.
Si bien la jugada del gol de Lampard fue realmente veloz, no es menos cierto que, comparándolo con el remate de Hurst, era más fácil acertar esta vez. La posición del asistente de Larrionda era perfecta para observarla ya que se encontraba en diagonal a donde finalmente picó el balón y por eso pudo mirar que la Jabulani ingresó por completo. ¿Por qué no corrió hacia el mediocampo para convalidar el tanto? Sólo él lo sabrá.
Como era obvio, el DT de los eliminados, Fabio Capello, se descargó contra Larrionda, más allá de ser sincero y admitir errores propios. La FIFA, incluso, a través de un breve comunicado habló de "algunos errores en los últimos arbitrajes". Los medios ingleses llevaron adelante un picnic reclamando y los alemanes, un festival burlándose por saborear lo que ellos denominaron "la revancha del /66".
Pasarán los partidos, los días y hasta los mundiales. Esta vez no sirvió para decidir un título, pero sí para disparar nuevamente el debate si la tecnología debe ingresar como otro asistente en el fútbol. Porque más allá que Larrionda no lo cobró, Lampard marcó el gol. Un gol invisible…
