Mientras ya estiman que el sismo puede haber provocado hasta 200 mil muertos, miles de haitianos pasaban ayer de la ira a la desesperación por el hambre. Heridos y durmiendo en las calles por tercera noche consecutiva, muchos haitianos esperan que repartan los víveres enviados por otros países, ya que no han podido distribuirse con facilidad por las complicaciones del tránsito aéreo y por la falta de combustible para tránsito terrestre.
Gobiernos de todas partes del mundo están enviando suministros de ayuda y equipos médicos tras el sismo del martes pasado. Sin embargo, la lentitud con la que ha comenzado la entrega de víveres entre los afectados se debe a las limitaciones para el transporte de carga en vías que han quedado prácticamente destruidas e intransitables por el sismo, que podría haber provocado 200.000 muertes, según dijo ayer el ministro del Interior haitiano, Paul Antoine Bien-Aime.
A los problemas de tránsito terrestre, se suma la escasa operatividad del aeropuerto de Puerto Príncipe (capital haitiana) y la imposibilidad de utilizar por ahora el puerto de la ciudad para la recepción de la asistencia humanitaria.
"Nadie nos está ayudando. Por favor tráiganos agua o la gente morirá pronto", dijo Renelde Lamarque, que abrió el patio de su casa a cerca de 500 víctimas del terremoto en el devastado barrio de Fort National. Sobrevivientes andrajosos elevaban sus brazos, rogando por agua y comida.
Pero mientras aumenta el riesgo de inanición e infecciones en la nación centroamericana, la mayoría de los haitianos asegura que aún no recibe nada. "No he comido nada desde el miércoles, perdimos nuestra casa, nadie ha venido, ni siquiera un ministro o senador", dijo Bertilie Francis, de 43 años, quien estaba junto a sus tres hijos.
Tres millones de personas, según el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se encuentran sin comida, agua, luz y refugio en Puerto Príncipe, una de las ciudades más devastadas por el terremoto.
En medio de réplicas sísmicas, algunos supermercados tenían por las nubes los precios de los alimentos. La desesperación se transforma en rabia en algunos lugares y ha habido saqueos y hasta barricadas formadas con cadáveres en algunas calles.
Al menos un almacén del Programa Mundial de Alimentos (PMA) fue saqueado en Puerto Príncipe, reveló ayer una portavoz de ese organismo humanitario. Señaló que el terremoto dañó las infraestructuras de algunos almacenes, lo que facilitó que la gente entrase sin forzar las instalaciones y se apropiara de algunos alimentos.
Explicó que parte de los víveres saqueados son inútiles en esta situación puesto que requieren ser cocinados y no hay ni agua ni cocinas para hacerlo. Lo que se necesita en estas circunstancias -agregó- son raciones listas para comer y galletas de alto contenido proteínico.
Grupos de ayuda humanitaria pidieron a las compañías que donen efectivo para contribuir con los esfuerzos de asistencia en Haití, en lugar de enviar artículos como ropa y tiendas de campaña que no pueden distribuir debido a la devastación reinante.
En tanto, los heridos en el terremoto del pasado martes en Haití siguen muriendo en los hospitales por falta de auxilio, de medicamentos y hasta de comida, pese a la constante llegada de vuelos con material humanitario.
"Ya hemos enterrado 7.000 personas en una fosa común", sostuvo el presidente Rene Preval, mientras la ONU recomendaba cavar zanjas provisionales para cubrir los cuerpos si fuera necesario.
