Fue el contundente informe médico sobre las lesiones propias de un ultraje sexual en la joven estudiante de 15 años lo que llevó al juez de Jáchal, Pablo Oritja, a ordenar la detención de Franco Leonardo Tapia (26 años, hijo de un expolicía). El mandado lo ejecutaron el último lunes los policías de la seccional 21ra que dirige el comisario Erik Zeballos, en la casa del sospechoso en Niquivil, dijeron fuentes policiales y judiciales.
Así, el joven se convirtió en el segundo miembro de su familia en ser detenido por el mismo delito: un tío suyo, Ariel Omar Tapia (38) había sido condenado, el 31 de mayo de 2010, a 11 años de cárcel por violar al menos en dos ocasiones (en 2008 en Huaco) a una hijastra suya que por entonces tenía 13 años. Según los voceros, la relación entre el joven y la chica se había iniciado por intermediarios. Y desde un comienzo no fue muy transparente, ya que el detenido fingió tener 17 años y también le dio otros nombres que nada tenían que ver con su real identidad.
Al parecer, así preparaba el camino para perpetrar la maniobra y, luego, intentar salir airoso. A fines de marzo, la pareja llegó hasta una pensión en el centro de Jáchal y el joven pidió tener sexo. La chica se negó, pero eso no fue obstáculo para el sospechoso, que igual consiguió lo que buscaba.
La versión de las fuentes es que Tapia coaccionó luego con divulgar la intimidad de la víctima en su círculo más estrecho, con tal de que no dijera nada. Pero provocó el efecto inverso: la niña le contó todo a sus padres y hubo denuncia. Entonces los pesquisas de Jáchal investigaron y, por fotos, supieron que el sujeto con nombre ficticio era Tapia.
Ayer, el defensor José Oscar Torres, criticó que el juez “se apresurara” a detener a Tapia pues consideró insuficientes las pruebas para llegar a esa decisión.
