Miguel Palma y su examante Rosa Videla salieron ayer complicados como presuntos partícipes en el gravísimo homicidio de quien era la tercera en disputa en esa enfermiza relación, Cristina Olivares, esposa de Palma al momento de ser asesinada de unos 160 cuchillazos, la noche del 7 de julio de 2012 en Pocito.
Mariana Corvalán, hermana de la tercer implicada en ese crimen (Noelia Corvalán, cuñada de Videla) aseguró ayer en la Sala I de la Cámara Penal que momentos antes del crimen, Rosa la llevaba en su camioneta para hacer un trámite y de repente la obligó a bajarse tras recibir unos mensajes. ‘Esta es mi noche’, le dijo, según la joven.
Ayer también declaró Elsa Rodríguez, la mujer que le alquilaba una habitación a Cristina y a quien le dijo que iba a buscar a su marido, Palma, para que se quede con los dos hijos de ambos mientras ella pasaba la noche cuidando un enfermo. Según la acusación, el dato complica a Palma porque Cristina no salió en moto desde la Villa Constitución, Pocito, hasta la casa de los padres de su marido por el camino más corto (Lemos hasta 7) y sí por uno alternativo y más largo (Vidart hasta 7).
También declaró Federico Olivares, papá de la víctima. El hombre dio cuenta del violento vínculo que atravesó su hija con Palma (hubo 7 denuncias de la joven), y por eso él propuso hacerle una habitación para que lo abandonara definitivamente. También se refirió a la tormentosa relación con Rosa Videla, pues ayer aseguró que Cristina tenía dos celulares y en uno de ellos él descubrió que Rosa la amenazaba.
El dato curioso vino de los primos Miguel Cañada Más y Rubén Más. Trampeaban pájaros en la zona y al principio pasaron en vehículo por el lugar donde hallaron el cadáver sin verlo, y recién lo notaron de vuelta y avisaron. Otro testigo, César Vázquez, dijo que antes del hallazgo del cuerpo vio pasar a 3 camionetas por el lugar.
