A principios de esta semana, después de que el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon presentó el informe de los inspectores de la ONU según el cual existen "evidencias claras y convincentes” del uso de armas químicas en el ataque del 21 de agosto en los suburbios de Damasco, el presidente venezolano Nicolás Maduro atacó a la ONU por apoyar a los enemigos del "pueblo sirio”.
"¿Por qué el secretario general de la ONU se presta (a los planes para atacar Siria), como si fuera fiscal y juez de los pueblos del mundo, y se pone al servicio de la estrategia de guerra, en vez de estar al servicio de la paz?”, preguntó Maduro en un discurso, el lunes, horas después de conocer el informe de la ONU. En otro discurso, el 30 de agosto -después del ataque con armas químicas-, Maduro dijo que "Venezuela está con Siria, con el presidente Bashar al Assad, y con el pueblo sirio”. Al día siguiente, Maduro emitió una declaración oficial apoyando a Siria en su lucha contra las "agresiones guerreristas injustificadas”.
Los medios oficialistas venezolanos han convertido a Assad en un héroe, y culpan a Estados Unidos e Israel por la crisis siria. El diario Correo del Orinoco del 19 de septiembre muestra una caricatura de aviones de guerra que en lugar de bombas lanzan corazones con la leyenda "al pueblo sirio, de los pueblos del ALBA”. Otro diario oficialista, Vea, con caricaturas antisemitas que aparecen frecuentemente en los medios chavistas, publicó el dibujo del esqueleto que representa la muerte, con una hoz y una estrella de David, y la leyenda: "Como estábamos cansados de matar palestinos, vamos a acabar ahora con los sirios”. Esto sale de la máquina propagandística de Maduro después del informe de la ONU confirmando que los cohetes con gas sarin fueron lanzados desde posiciones controladas por el gobierno sirio.
Con menos virulencia, Cuba y Bolivia también apoyan a Assad, pero el resto de latinoamérica celebra el acuerdo de Ginebra entre EEUU y Rusia para exigirle a Siria la destrucción de sus armas químicas. Roberta Jacobson, la encargada de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, me dijo que hay cierta "’desilusión” en Washington porque muchos países latinoamericanos no hicieron declaraciones más contundentes sobre el uso de gas sarín por parte del gobierno de Asad.
Maduro está sobreactuando con respecto a Siria porque necesita el respaldo de los sectores radicales del chavismo tras su dudosa victoria electoral del 14 de abril, y ante el desastre económico que debilita a su gobierno. Y su admiración por los dictadores, una herencia del chavismo, podría explicar su simpatía por Assad.
