El Mundial celebrado en 1962 fue recibido con mucha incredulidad por parte de muchos países. Chile, que sufrió un duro terremoto meses antes del inicio del campeonato del mundo, logró con mucho esfuerzo organizar un torneo de garantías. Chile ’62 será recordado por muchas cosas, como que la violencia en los partidos estuvo casi a la orden del día.

El partido más destacado fue el que disputó Chile contra Italia el 2 de junio. Aquel choque llegaba después de que la prensa calentara al ambiente y en el partido se vieron infinidad de golpes. El Chile-Italia fue bautizado como "La Batalla de Santiago".

En la final se vieron las caras Brasil y Checoslovaquia y el Mundial se lo terminó llevando una selección "canarinha" con un Garrincha en estado de gracia. Pelé se lesionó y el sustituto Amarildo se encargó de hacer ‘olvidar’ por un momento a una gran estrella como era "O Rei".


INGLATERRA ’66

Después de celebrarse siete ediciones del Mundial, Inglaterra logró organizar el torneo en 1966. Muchos ingleses no entendían cómo ellos, que se consideraban los creadores del fútbol, nunca habían albergado un Mundial. Pese a todo, fue un campeonato muy interesante en donde la final disputada en Wembley estuvo envuelta por la polémica.

Después de que Inglaterra y Alemania Federal empataran a dos, un gol fantasma en la prórroga de Geoff Hurst dio el título al combinado inglés y dejó con cara de asombro a los alemanes. Por si las moscas, Inglaterra marcaría otro gol en el tiempo adicional para conquistar su primer campeonato del Mundo.

No obstante, la imagen del Mundial del ’66 la marcó el capitán argentino Antonio Ubaldo Rattín sentado plácidamente sobre la alfombra roja de la reina Isabel II, que se extendía desde el terreno de juego al palco real, tras ser expulsado del Inglaterra-Argentina de cuartos de final. Antes de retirarse a los vestuarios, Rattín siguió con su polémico espectáculo y estrujó una bandera de Gran Bretaña que había en uno de los saques de esquina de Wembley. La reacción de los 90.000 espectadores no se hizo esperar. Al grito de "animals, animals", Wembley despidió a Rattín, quien fue calificado por la prensa inglesa como "el jugador más famoso de la Copa del Mundo".

El origen de todo este bochorno se produjo en el minuto 36, cuando el árbitro alemán Rudolf Kreitlein señaló una dudosa falta a favor de Inglaterra y Rattín, como capitán argentino, protestó la decisión y fue expulsado. "Me miró con mala intención. Por eso, me di cuenta de que me había insultado", aseguró el árbitro Kreitlein para justificar lo injustificable: la expulsión de Rattín. Y es que ni el árbitro entendía el castellano ni el argentino hablaba inglés o alemán.

Rattín se negó a abandonar la cancha argumentando que no entendía lo que el árbitro le decía. El partido estuvo parado más de 10′ hasta que un traductor le explicó la situación a Rattín, desatando la ira del argentino.

Para que no se repitiese de nuevo esta situación en otro Mundial, la FIFA creó la tarjeta amarilla y roja. Así, las amonestaciones a los jugadores por parte del árbitro dejaron de ser de forma verbal para evitar confusiones con el lenguaje. Durante el Mundial de México 1970 se utilizó por primera vez el uso de las tarjetas rojas y amarillas.