No quedaba un solo lugar libre. Apoyados en las barandas y agitando las banderas que decían 9 de Julio en la franja blanca, los asistentes al desfile patrio soportaron estoicamente el sol de la siesta que obligó a quitarse los abrigos a todos para poder aguantar hasta después de las 16, cuando estaba anunciada la presencia del Chaqueño Palavecino. Según la Policía, fueron más de 30.000 personas las que colmaron la plaza departamental de 9 de Julio cuando, después de las 14, arrancó el segundo desfile del día con una oración de monseñor Alfonso Delgado, que batió récords al ser el primero en llegar desde Santa Lucía. Muchos de los funcionarios invitados fueron integrándose cuando ya el desfile había empezado, porque era tanta la cantidad de gente que se hacía difícil llegar hasta el palco oficial. Tanta, que fue el desfile con más público que recuerdan en el departamento.
Alrededor de la plaza, en las diagonales que desembocan en ella, decenas de puestos de venta ayudaban a mitigar el hambre de la espera: choris, empanadas, pizza, pasteles, sánguches de jamón casero y de carne asada conformaban la oferta gastronómica y llenaban el aire de un aroma irresistible.
Sobre una de las esquinas, se encontraba el imponente escenario montado para la actuación del Chaqueño (ver página 23), con hileras de sillas dispuestas a mayor altura. Alrededor, se ubicaron familias que habían llevado sus reposeras, banquitos y conservadoras, para esperar el espectáculo en una buena ubicación y sin perderse nada. Mientras transcurría el desfile, con la conducción de Jorge Pascual Recabarren, los técnicos de sonido trabajaban sin descansar para que todo estuviera listo a tiempo y los vendedores de sombreros del Chaqueño hacían la diferencia entre la gente presente.
Los chicos de la Banda de Música de Gendarmería Infantil acompañaron durante todo el desfile, pero esta vez no fueron solos: varias escuadras de niños y adolescentes integrantes de la Agrupación Francisco Laprida de ese Cuerpo también desfilaron muy orgullosos en sus uniformes verdes, iguales a los de los grandes.
Con las agrupaciones gauchas como cierre, el desfile más masivo que 9 de Julio recuerde terminó casi cuando era la hora de inicio del espectáculo.
