Agustín Tosco, Atilio López y Elpidio Torres son los nombres de los dirigentes sindicales de la izquierda clasista y el peronismo que hace 45 años encabezaron el “Cordobazo”, una protesta obrero-estudiantil originada en la capital de la provincia mediterránea, y que devino en un estallido social que jaqueó a la dictadura cívico militar de Juan Carlos Onganía.
Los hechos se dieron en mayo de 1969, de ahí el “Mayo Cordobés”, en alusión a la rebelión obrera-estudiantil de 1968 conocida como “Mayo Francés”. En el país el descontento popular contra el régimen militar se manifestaba con huelgas y marchas en las ciudades más importantes. Buenos Aires, Rosario, Tucumán y Corrientes eran los escenarios de movilizaciones obreras y estudiantiles que se sucedían contra un gobierno que imponía una política de congelamiento de salarios de la mano del entonces ministro de Economía, Adalbert Krieger Vasena.
En respuesta al pedido de las cámaras empresariales, que se quejaban de ’los altos costos laborales’, Krieger Vasena resolvió derogar la Ley del ’sábado inglés’, una medida que establecía que cada hora trabajada después de las 13 de ese día debía pagarse doble. El gobierno de Onganía tildó ese beneficio de ’inconstitucional’ y lo suprimió. En Córdoba, que por esos años era el centro de la industria automotriz y metalmecánica, el rechazo a la medida fue generalizado entre los 150 mil trabajadores sindicalizados. Desde 1967, la CGT se encontraba dividida en dos: la Azopardo, de una tendencia dialoguista, y la de los argentinos, opuesta abiertamente al régimen. No obstante, en Córdoba, donde también persistía la división de la CGT, se llegó a un acuerdo entre las centrales para oponerse a la eliminación del ’sábado inglés’. Así, Agustín Tosco -dirigente de Luz y Fuerza y referente de la CGT de los Argentinos- acordó junto con Elpidio Torres (SMATA) y Atilio López (UTA) realizar un plan de lucha. Además, buena parte de los estudiantes que cursaban en la Universidad Nacional de Córdoba, se realizaban asambleas y manifestaciones en respaldo a las reivindicaciones obreras.
El viernes 16 de mayo, los trabajadores realizaron un paro por 24 horas con alto acatamiento, y la respuesta del gobernador Carlos Caballero, consistió en decretar un aumento para la Policía. Los dirigentes gremiales redoblaron la apuesta y convocaron a un paro activo de 37 horas que se iniciaría a las 11 del jueves 29, con la idea de desafiar al gobierno con una manifestación que surgiera desde el cordón industrial y llegara al centro de la capital cordobesa. Ese día, Córdoba capital amaneció sitiada por la Policía y hubieron varios choques. Cerca de las 13, la policía no pudo contener a los movilizados, quedó desbordada, sin municiones y se replegó en una ciudad que quedó en manos de una movilización obrera. El gobernador llamó a Buenos Aires para pedir ayuda y Onganía le ordenó al Ejército retomar el control de la capital mediterránea. Finalmente el Ejército retomó el control de Córdoba el 30. En términos políticos, la consecuencia del ’Cordobazo’ significó la pérdida de legitimidad de Onganía, que se quedó sin Krieger Vasena, quien renunció el 4 de junio.
