El crucero ‘Costa Concordia‘, que yace inclinado sobre su lado derecho, como si estuviera dormido a pocos metros de la playa, con un agujero de 70 metros en el casco, resulta un espectáculo sobrecogedor y un misterio si se tiene en cuenta que se trata del mayor barco de cruceros del mundo que ha naufragado.
El Concordia navegaba el pasado viernes a lo largo de un trayecto turístico e impactó hacia las 21.40 hora de Italia contra la llamada isla de Scole, una formación rocosa que aflora del agua y visible desde las calles de la isla de Giglio, cuyos pescadores se cuidan mucho de faenar por esas aguas.
Los buzos han detectado el enorme agujero en el vientre del coloso y una inmensa roca empotrada en el casco del buque, en la parte que albergaba la lavandería, el alojamiento de la tripulación y una tienda.
En el restaurante, los pasajeros cenaban cuando se escuchó un enorme estruendo y quedaron a oscuras presos del pánico.
El propio comandante, Francesco Schettino, de 52 años, ratificó que la nave avanzó todavía un centenar de metros, y después ordenó dirigirse hacia la isla de Giglio, según explicó ayer a la Protección civil y a los bomberos.
A pocos metros de la isla, el crucero dio medio vuelta sobre sí mismo, con la proa en dirección a la isla y el coloso del mar se inclinó sobre su lado derecho, como un cetáceo gigante varado.
Mientras tanto, los pasajeros trataban de huir en medio de caóticas órdenes de evacuación, cortes de luz, dificultad para descender y alcanzar a empellones las lanchas de salvamento, por lo que muchos optaron por lanzarse al mar.
Para expertos marítimos, el crucero navegaba fuera de ruta ya que normalmente los buques pasan a 2 o 3 millas de la costa de la isla.
El comandante defendió, sin embargo, que el crucero navegaba a lo largo de la costa por la ruta turística consentida, cuando la nave se topó ‘con una roca no señalada en la carta náutica, aquella roca no tenía que estar‘, dijo a Protección Civil. Pero en la capitanía de Giglio una carta náutica pegada al muro pone en evidencia la existencia de las rocas.
Un oficial de Marina aseguró que ‘cuando se navega por el litoral no se utiliza el piloto automático, sino el manual. Es por tanto decisión del comandante elegir la distancia de la navegación de la costa‘.
Otros apuntan a que tras el choque contra la masa de rocas, el comandante ordenó proseguir la navegación aun embarcando agua, y que después invirtió la ruta hacia el puerto de Giglio.
Probablemente imaginó poder gestionar la evacuación y cuando resultó imposible, el comandante habría ordenado cambiar de ruta y dirigirse hacia la isla, especulan los expertos marinos.
Esta opción de acercarse a tierra firme, según los socorristas, ha impedido que el incidente tuviera consecuencias todavía más trágicas y que la nave se hundiera en el mar.
Los rumores y opiniones son muchos, pero la solución del misterio está contenida en la caja negra, que ya ha sido precintada, al igual que el barco, que dirá si funcionaba el GPS, si la tripulación estaba en sus puestos, si hubo negligencia o, como ha dicho la Fiscalía, si hubo una ‘maldita maniobra‘.
