La semana transcurrida ha tenido varias noticias políticas centrales. Por un lado, la Sala IV de la Cámara del fuero Contencioso Administrativo, que el oficialismo pensaba que fallaría a su favor, le impidió el uso de las reservas del Banco Central. Por otra parte, en el Senado la oposición mostró su mayoría, aunque la ausencia del senador Carlos Menem postergó la designación de las autoridades de las comisiones.
El kirchnerismo y Carlos Menem parecía que se hubieran unido. Sin embargo, las posiciones mutuas los empuja a repelerse el uno al otro. Los legisladores tendrán una semana para volver a reunirse y continuar con la sesión preparatoria frustrada por el oficialismo. La llave para destrabar el conflicto, ahora la tiene el ex presidente riojano, quien ha logrado que todos los medios hablaran de él.
No habría que olvidar un dato que lo aporta la historia. En nuestro país, cuando quien gobierna pierde la elección previa a la presidencial, comienza también a perder anticipadamente el poder y ponerse en juego la gobernabilidad. Esto le sucedió a Raúl Alfonsín, tras la derrota de 1987, a Carlos Menem diez años después, al perderla en 1997, y a Fernando De la Rúa luego del fracaso electoral del 2001.
El Poder Ejecutivo, después de la derrota del 28 de junio, y durante cinco meses, hizo un ejercicio del poder, como si la derrota electoral hubiera sido inexistente. La cuestión es que la pérdida fue real y esto quedó demostrado a partir del 3 de diciembre, cuando la oposición tomó el control de la Cámara de Diputados. La oposición, tarde o temprano, también tomará el control parcial del Senado.
Paralelamente, la Justicia ha comenzado a mostrarse como debiera hacerlo siempre; es decir, más independiente al tener un contexto político en el cual el poder del oficialismo se ha debilitado, y el mencionado fallo que impide el uso de las reservas mediante un DNU es elocuente, al tratarse de un tribunal sobre el cual el gobierno tenía otras expectativas, el caso pasará ahora a la Corte Suprema.
En esta hora del país, la dirigencia política argentina debe mostrar algunas características aún ausentes en ella: grandeza y visión de futuro. Son los grandes acuerdos los instrumentos políticos eficaces para enfrentar con éxito el desafío que se abre hacia adelante, que es el de mantener la gobernabilidad, evitar las crispaciones estériles y ayudar a que la ciudadanía viva dignamente y en paz.
