En 2010, cuando se puso en duda la legitimidad del triunfo del suizo Fabian Cancellara en el Tour de Flandes (Tom Boonen, quien lo escoltó dijo: "Iba a 50 km por hora y no conseguía acercarme") se hizo referencia a este motor que se coloca en el cuadro de la bicicleta y hace girar los pedales, como mínimo a 30 km por hora. Este dispositivo lo fabrica la empresa de ingeniería mecánica húngara Gruber, especializada en productos para aficionados al ciclismo. Pesa 900 gramos y funciona con baterías. Va camuflado, no puede verse desde el exterior e impulsa los pedales a través de un eje y hace posible un incremento del rendimiento del ciclista en un 20 por ciento, aproximadamente.
