El crimen organizado está detrás de la masacre de 52 personas que murieron calcinadas o intoxicadas dentro de un casino de la ciudad de Monterrey, al Norte de México, una de las más azotadas por la violencia del narcotráfico, dijo ayer el Gobierno.
Y fue el mayor atentado contra civiles del crimen organizado que domina vastas regiones del país del Norte.
Ayer, las autoridades mostraron un video en el que se ve a varios hombres armados que llegaron al lugar en cuatro vehículos, ingresaron el jueves en la tarde al Casino Royale en la capital del Estado de Nuevo León y provocaron un incendio rociando gasolina que traían en garrafones.
Las llamas obligaron a empleados y clientes a encerrarse en los baños y en otras áreas donde fallecieron por intoxicación y calcinados.
Fue uno de los peores ataques contra civiles desde que el Gobierno inició un combate frontal a los cárteles del narcotráfico a fines del 2006. “Lamentablemente este acto es una muestra más de la irracionalidad del crimen organizado y de su desprecio por la vida”, dijo Francisco Blake, secretario de Gobernación.
El gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, dijo que lo más probable es que el ataque estuviera dirigido al propio establecimiento.
La prensa local informó que el atentado habría sido perpetrado por el violento cártel de Los Zetas después de que los dueños del casino se negaron a pagar “cuotas de protección”.
Monterrey es la ciudad más rica del país, sede de grandes empresas.
Consternado por la matanza de civiles el presidente Felipe Calderón, que inició a poco de asumir un combate frontal contra los cárteles del narcotráfico, declaró luto nacional de tres días por el atentado, que medios de prensa atribuyeron a la sanguinaria organización Los Zetas.
“Es evidente que no estamos enfrentando a delincuentes comunes, estamos enfrentando a verdaderos terroristas”, dijo en un mensaje desde la casa presidencial.
Vestido con traje y corbata negra, el presidente arremetió contra EEUU para que encuentre la forma de arrebatar las exorbitantes rentas económicas que los cárteles obtienen del mercado negro de las drogas.
También pidió que su vecino del Norte cierre la “criminal venta de armas de alto poder” a los cárteles de la droga.
La respuesta de Washington no se hizo esperar. El presidente Barack Obama, que calificó el atentado como brutal, dijo que el Gobierno de EEUU comparte con México el reto de enfrentar a las organizaciones criminales.
“Estados Unidos está y se mantendrá como un socio en esta lucha”, dijo Obama en un comunicado.
Desde que inició la campaña antidroga, en diciembre del 2006, han muerto más de 42.000 personas.
