El refrán reza que “las segundas partes nunca fueron buenas” y, aunque Mauricio Muñoz, tenía toda la ilusión de coronarse campeón mundial de boxeo en su segundo intento, lamentablemente, tuvo que resignarse a esa que parece una verdad de perogrullo, avalada por la sabiduría popular. Fue superado claramente por el ruso Egveny Gradovich que retuvo su cetro pluma de la FIB (Federación Internacional de Boxeo) en fallo unánime.
Muñoz quiso pero no pudo. Se encontró con un rival más rápido y potente que, apoyado en su fortaleza física y mental, le dio al combate una intensidad a la que en ningún instante el argentino pudo encontrarle la vuelta.
Lo de Mauricio fueron acciones esporádicas, colocó algunas buenas derechas rectas y varios ganchos zurdos al hígado que fueron soportados por el campeón mundial quien respondía con una nutrida metralla. En la cantidad de lanzamientos, Gradovich, consiguió penetrar varias manos netas sobre el retador.
Aún sin infligir un dominio categórico, que podría traducirse en una paliza, a Gradovich le alcanzó con el orden para desarrollar una tarea de demolición que se fue acentuando con el correr de los rounds.
Solamente en el segundo capítulo, donde con un recto de derecha que entró limpio e hizo retroceder al monarca, y en el sexto asalto, que lo ganó porque se paró en el centro del ring, aprovechando que el ruso estaba cambiando el aire, e hizo retroceder con combinaciones al cuerpo y la cabeza, pudo Mauricio establecer cierto control en la pelea. En el resto, el protagonismo lo asumió y ejecutó el monarca.
Aunque Gradovich lució mucho mejor que en el combate en el que se coronó, ante Billy Dib -se lo notó más armado y sólido- no es un campeón que otorgue demasiadas garantías. Ayer Muñoz, sin hacer mucho de lo que había trabajado, dejó en evidencia falencias defensivas que ante un rival de mayor categoría internacional pueden ser negativas para el ruso.
De todas formas, ayer, retuvo el cetro sin sufrir. Ante la pasividad y, luego, marcada lentitud del sanjuanino fue edificando una victoria clara e irreprochable.
Mauricio terminó con el ojo derecho muy inflamado e impotente ante esa locomotora a la que no pudo parar durante la mayor parte de la pelea.
Fue otra derrota digna, y van, del boxeo sanjuanino que sigue sin poder coronar un campeón mundial absoluto en larga historia.
