Empeño, trabajo y la mejor predisposición parece ser la fórmula elegida por los padres de los pequeños rugbiers del Sporting Club Alfiles que intentan reflotar a una institución que hasta hace un tiempo estuvo adormecida. Es que en los últimos años, y por distintos motivos, el club de Rivadavia dejó de ser la segunda casa de muchos chicos amantes del rugby. Y ahora, con un proyecto ambicioso, quieren volver a ser lo que fueron: la cuna del rugby de Rivadavia.
“La idea nació porque nos dimos cuenta que el club se fue cayendo de a poco, fundamentalmente porque no teníamos la concurrencia de jugadores que teníamos años atrás. Por eso, con un grupo de ex jugadores comenzamos a trabajar con las infantiles y juveniles”, relató David Ibáñez que junto a su esposa, Ivana Segovia, y otros padres desean formar a los chicos no sólo como jugadores, sino también como personas. Para lograr dicho crecimiento ya realizaron distintas inversiones, como por ejemplo agrandar el equipo de profesionales: sumaron 10 entrenadores con respecto al año pasado y a un coordinador general, Ricardo Marinelli (ver aparte).
Además, con la venta de tortas en la cancha y con diferentes rifas, entre los padres renovaron el material de trabajo: pelotas, bolsas de tacle, escudos, tortuguitas y conitos para el centenar de chicos que actualmente practica en el club. Pero eso no es todo porque la idea en los próximos meses es remodelar los camarines, el salón, la cocina y la tribuna del club.
En cuanto a la forma de trabajo, Ibañez comentó que en la escuelita “a los más chicos se les enseña las reglas del rugby con diferentes juegos, para que se diviertan. Pero los más grandecitos, pasados los 10 años, necesitan consumir rugby”.
