Es importante mencionar que la idea de industrializar las aceitunas estaba presente en estos productores. Al principio, temerosamente, como en el caso de Don Toré, cuando comenzó a hacer el aceite para uso familiar. Contaba: "Con una máquina de moler maíz para los pollos, con eso molía la aceituna . "Viene un hombre, vió que yo estaba sacando el aceite, lo que yo había molido y me costaba mucho pillar las gotas de aceite que andaban en el agua; y me dice el hombre:`_no, usted no tiene que ponerse a la intemperie, al frío, usted cierre bien donde tenga la pasta molida de aceituna, cierre bien que no le de el frío. Entonces, al no entrar el frío se le va ir apartando _ y si es posible ponga todo lo molido enfrente a donde está el tacho caliente, ahí en la hornalla del fuego para que se vaya apartando, y le va echando agua y se le va yendo el aceite aparte_ Y bueno, él me enseñó a hacer aceite, decían que era muy bueno, claro que saqué el especial, lo demás se iba todo, se botaba, era nada más para la casa".

También en la segunda generación de la familia Andrade aparece el deseo de industrializar el fruto del olivar. Cuenta el joven Pablo Andrade: "Toda la vida_ el objetivo era comprar esa fábrica de aceite de Goldstein. En diciembre de 2004, que es cuando la compramos nosotros". Actualmente, Pablo y su hermano llevan adelante la elaboración de aceite en dicha fábrica, concretando así las expectativas de su generación precedente.

De la misma manera, observamos en estos olivicultores la incorporación de la etapa industrial con la elaboración de aceitunas en conserva. Ejemplo de ello es la familia de José María Marí que continúan con su proyecto, haciendo realidad el sueño de sus progenitores, la fábrica de conserva de aceitunas.

Desde sus inicios, las mejoras en la actividad de estos productores, dependieron sólo del esfuerzo propio, no accedieron a ningún beneficio estatal ni privado. No accedieron al Sistema de Diferimentos implementado a partir de la aplicación de la Ley de Desarrollo Económico Nº 22.973/83, que produjo un importante desarrollo de la olivicultura en San Juan, La Rioja y Catamarca.

Opinan del futuro

Respecto al futuro de la olivicultura, las opiniones se encuentran divididas entre los actuales pequeños olivicultores.

Las miradas positivas o negativas frente al futuro, se ven empañadas por el amor que estos pequeños productores sienten por sus cultivos. Esto se refleja en las palabras de Pablo: "Muchos reniegan de la agricultura, pero también creo que_ en nuestro caso como familia, ha dejado mucho, tal vez no sé si mucho, pero se nota de dónde salió todo. Todo ha salido de una base que nos ha permitido vivir y estudiar e invertir, y cada vez familias más grandes . O sea, si lo tomamos de base a mi abuelo, con sus 50 hectáreas, han vivido muchos de esas tierras." "Tengo conocidos que viven de la agricultura y que hoy en día vienen, le ponen plata por su finca y la venden. No, no_ yo creo que por una necesidad, por la salud, por algo extremo, si, pero_ ¡no por negocio!."

Las políticas implementadas por los distintos gobiernos en beneficio de la olivicultura nunca los alcanzó como destinatarios.

Así la olivicultura, segunda actividad productiva de San Juan, aún tiene a estas familias tradicionales como protagonistas valiosos de su presente y futuro económico.