Nadie podría haber imaginado que en ese lugar se estaba desarrollando un acto político con la presidenta como protagonista. Era notable la ausencia de bombos, gritos y cánticos en apoyo a la primera mandataria argentina, tan comunes en eventos de este tipo. Sí, estuvo presente la emoción. Esto sucedió ayer en la cementera Loma Negra, donde la Presidenta, por videoconferencia, anunció la construcción de una nueva cementera en la provincia. Evento del que la gente participó en total orden y sin generar bullicio ni disturbios.

Desde las 15,30, los obreros mineros que concurrieron al evento se formaron unos al lado de otros, y no abandonaron esa posición en ningún momento. Tampoco sus familiares que los acompañaron para ver a Cristina Fernández de Kirchner en pantalla gigante. Ni siquiera los niños se encargaron de alterar el orden que reinó en el lugar. Durante la previa se divirtieron jugando con las piedras que adornan el patio de la cementera y en absoluto silencio. Ni siquiera cuando comenzó el acto, abandonaron el buen comportamiento. Calladitos se sentaron en el piso a mirar la pantalla gigante.

Pasadas las 17,30 comenzó la videoconferencia entre Cristina y los funcionarios y empresarios que se dieron cita en la cementera. Y su saludo fue correspondido sólo con el aplauso de los presentes que llevaban más de 2 horas parados en el mismo lugar y en total orden. Ni lo chicos integrantes de la Juventud Peronista que llegaron a participar del acto cantaron o gritaron un ‘aguante Cristina‘, por ejemplo. Sólo desplegaron la pancarta que los identificaba, y detrás del público para no incomodar ni tapar la visión a nadie.

El único momento donde la gente aplaudió con más intensidad fue cuando Osvaldo Schütz, el director general de Loma Negra, contó que la nueva fábrica de cemento le dará trabajo a 200 personas, y cuando Jorge Mayoral, secretario de Minería dijo que ‘la actividad minera creció en todo el país, pero especialmente en San Juan, contribuyendo al crecimiento económico y social de la provincia‘.

Posterior a ese discurso, la emotividad se hizo presente en el acto. Fue cuando Claudia, una operaria de Loma Negra, habló con la Presidenta. Fue premiada con ese ‘honor‘ por tener un pasado muy ligado a la empresa. Su padre, por 38 años, trabajó en esta cementera.

Finalizó la videoconferencia con la Presidenta, pero nadie abandonó el lugar. Todos, hasta los familiares de los trabajadores de la cementera, se quedaron para escuchar el discurso de Cristina. Sólo recién cuando el locutor oficial anunció el fin del acto, se retiraron de la cementera. Y en total orden.