�Héctor Valdivielso Sáez, el primer santo nacido en Argentina, es uno de los 8 católicos que alcanzó la corona del martirio durante la Revolución de Asturias, antes de la Guerra Civil Española. Nació en Boedo, Buenos Aires, el 31 de octubre de 1910, y en 1914 se mudó con su familia a España. A los 24 años, siendo hermano de La Salle, fue detenido en una escuela junto a sus compañeros acusados de marxistas. El 9 de octubre de 1934, fueron fusilados en el cementerio de Turón.
Su beatificación fue realizada en 1990, por Juan Pablo II. Para su canonización se comprobó un milagro atribuido a su intercesión, que se produjo el mismo día de la beatificación. Rafaela Bravo Jirón, una joven nicaragüense de 24 años, se debatía entre la vida y la muerte por un cáncer de útero. Los médicos le daban unas semanas de vida. Pero su esposo rezó dos novenas pidiendo a los mártires que intercedieran. Al día siguiente, Rafaela estaba totalmente curada. Tras realizar los estudios sobre el caso, desde la Santa Sede se decidió la canonización, cuya ceremonia se realizó en el Vaticano (donde se lleva a cabo todos los procesos de este tipo), en 1999.
