Si la tele lo necesitaba, si lo que hace gusta o no, incluso si no hay otro conductor como él; es materia de otro análisis, en el que seguramente sus seguidores y detractores se trenzarán cada vez que tengan la oportunidad, ya sea en las redes sociales o en el asado familiar. Pero hay algo que nadie puede discutir: la parafernalia que se acciona para que Marcelo Tinelli esté en pantalla. El lunes en Ideas del Sur no cabía un alfiler y en la puerta otro montón albergaba la esperanza de poder entrar para presenciar el primer programa de Showmatch luego de un año sabático de su conductor. Había gente común, pero también un ramillete de extraños personajes, como Juan Carlos Sandrini, "el doble de Sandro" que se presentó asegurando que Marcelo lo había invitado. Esperando, apoyados en la valla de seguridad también estuvieron un extraño Piñón Fijo y don Paolo Pavarotti, un señor de avanzada edad, que aseguraba -incluso queriendo mostrar su video en YouTube- que era un "artista internacional".
También quedó con la ñata contra el vidrio un grupo de fans de Karina, la Princesita, que en un kiosco frente a Ideas del Sur, detrás de la reja, se amontonaron para mirar la pantalla que el dueño del local observaba atentamente. Alguien llegó pidiendo chicles y todos rieron. ¿Cómo podía a alguien interesarle comer chicles? ¡Empezaba Tinelli!
Los participantes del Bailando no entraron por la puerta principal de la productora, así que fueron muy pocas las figuras que atravesaron ese umbral tan concurrido. A las 22.50, cuando ya estaba al aire el programa, llegaron Adrián Suar y Pablo Codevila, autoridades de El Trece, protagonistas junto a Tinelli de la sátira de la película ¿Qué pasó ayer? Y a las 23.38 hubo gritos que marcaron el ingreso de La Princesita. Después la gente comenzó a irse, porque ya nadie más pasaría por esa puerta.
La expectativa de afuera tenía su contrapunto en el ajetreo de adentro. Contentos pero algunos visiblemente cansados, el gran equipo de Marcelo iba superando la prueba con cada minuto que salía al aire. Por los pasillos pululaban bailarines, ya con ropa de fajina algunos. Las que salieron orgullosas de sus trajes- y de sus increíbles figuras- fueron las bailarinas del elenco estable, que atravesaron el hall y tomaron uno de los tres ascensores que tiene el edificio. ¿Irían rumbo al 4to piso? sería la chanza de aquellas épocas del Tinelli soltero codiciado, a quien Guillermina Valdés convirtió en feliz padre de Lorenzo a los 54. Nacimiento que toda la familia de Ideas del Sur parece festejar, al menos en el bar Lola que tiene el edificio, donde un simpático cartel azulgrana le da la bienvenida a "Lolo".
"Marcelo no va a hablar chicos" anunciaron desde prensa de la productora, un rato después de que el programa salió del aire. Fin para la crónica de un regreso convocante -cómodamente se llevó el rating del día, ver aparte- que dio claras pistas de cómo será, aunque "todo puede cambiar" según manden los números.
