El Papa Benedicto XVI oyó ayer oraciones por las víctimas de abusos sexuales mientras presidía una enorme procesión para decenas de miles de jóvenes en España con ocasión de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud.
El segundo día del Papa en España culminó con un Vía crucis en el centro de Madrid, durante el cual se leyeron oraciones para distintos sectores de la sociedad que están sufriendo. ‘Ustedes que son muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás no pasen de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios los espera para que entreguen lo mejor de ustedes mismos, su capacidad de amar y compadecer‘, dijo el Papa a la multitud congregada en la plaza de Cibeles.
Se hizo silencio mientras representantes de distintos países y grupos sociales, incluyendo a jóvenes desempleados y aquellos que son perseguidos por sus creencias, se turnaron para llevar una cruz de madera lisa, que representa aquella en la que Cristo fue crucificado.
Las estatuas y esculturas normalmente reservadas para las procesiones de Semana Santa de España también estuvieron presentes en el recorrido. ‘Es un orgullo poder pasear a mi Cristo delante del Papa y además poder disfrutar de la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud). Es una forma de que millones de personas vean nuestra forma de entender el cristianismo‘, dijo Juan Carrillo, de 18 años, de Granada.
‘Es un esfuerzo pero merece la pena realizarlo para conocer de cerca la JMJ y sacar al Cristo por las calles de Madrid, agregó David Azuaga, un malagueño de 26 años, hombre de trono del Cristo de la Buena Muerte.
La segunda y apretada jornada de la JMJ, la inició Benedicto XVI con un encuentro privado con el rey Juan Carlos, en el palacio de la Zarzuela, en el que compartieron su preocupación por los problemas de la juventud actual y coincidieron en la necesidad de encontrar salidas a la insatisfacción que muestran los jóvenes.
Además, en la basílica del monasterio, el obispo de Roma mantuvo un inédito encuentro con el mundo académico y universitario.
