La salida de Independiente anoche estrenado estadio Libertadores de América tuvo una recepción a la vieja usanza de parte de sus hinchas, con una nube de papelitos y cánticos alegóricos que fueron retribuidos por los jugadores levantando 11 copas que representaban los muchos trofeos conquistados a lo largo de su rica historia.
Los trofeos eran réplicas de las siete Copa Libertadores (1964-65-72-73-74-75-86), las dos Intercontinentales (1973-84) y las dos Supercopas (1994-95) conquistadas por el "rojo", a las que hay que sumarle tres Interamericanas y una Recopa Sudamericana.
Los futbolistas salieron a la cancha con la tradicional camiseta roja, mientras que fue Colón, pese a ser visitante, el que por gentileza cambió el color de la indumentaria y mudó al blanco.
En la parte delantera de esa camiseta figuraban las fotos de todos los simpatizantes que pagaron para que sus caras fueran estampadas en ellas a cambio de 1.000 pesos que podían abonarse en diez cuotas.
Cada torso tenía 100 fotografías hasta completar las 1.000 de los jugadores de campo, ya que el buzo del arquero no poseía ninguna.
Claro que la recepción a los futbolistas había tenido como antesala una vuelta olímpica del grupo "Infierno murguero", que lo hizo poco después que el presidente Julio Comparada recibiera una plaqueta recordando el emotivo momento de parte de dirigentes de otros tres clubes grandes como Boca, River y San Lorenzo, además de Vélez Sarsfield.
Las nuevas estructuras, impecables en el estreno, aunque incompletas para la totalidad de la obra, fueron el regocijo de los hinchas y asociados, que no ocultaron su emoción en los pasillos y lo celebraron con un, esta vez más real que nunca: "Somos locales otra vez".
