Todos los hombres poseen esa gran fuerza interior llamada Fe, pero algunos, desconociendo su poder se pierden en nimiedades. El poder de la Fe en un Ser Supremo que lo creó todo, en sí mismo, en la vida, en el prójimo y en que se puede avanzar para lograr el éxito, está en cada uno. Y debe buscarlo. Cuando se está convencido que se puede realizar un proyecto, es seguro que lo logrará. La Fe en la capacidad, los valores, la constancia, el coraje y la voluntad, harán posible todo lo que se quiera realizar. El poder está en la persona y debe saberlo para utilizarlo en su propio bien y en el de los demás. El hombre debe ser conciente de los poderes que le fueron dados para que logre todo lo que se propone y vivir una vida digna.
Rezar ayuda
Es totalmente cierto que la mayoría de los hombres recurren a la plegaria cuando los pesares y problemas lo agobian. En muchos casos, ante lo desconocido, las enfermedades o el anticipo de la muerte, comienza el hombre a acercarse a Dios, pidiendo ayuda. Es innegable el poder de la Oración para el logro y la superación en los casos mencionados y otros. Se dice que "la Fe mueve montañas", y el refrán no hace más que reflejar la auténtica verdad: "si tienes Fe, estarás salvado". El rezar ayuda. Y si se realiza a nivel colectivo, mucho más. Está comprobado el poder sanador que tiene el rezo del Santo Rosario y se debe tener presente no sólo cuando las circunstancias son extremas, sino en todo momento. Se debe saber que se tiene el poder de modificar la actitud frente a la vida y cuando ésta es positiva, al hombre le va mejor. Y si además posee Fe en un poder superior, seguro su vida se desarrollará con más felicidad. Hay quienes piden favores a través del rezo a Dios, la Virgen, ángeles o santos y no reciben una respuesta positiva. Puede ocurrir que lo que se pide no es lo conveniente o que la oración es débil y le falta el poder de la Fe. Si se está convencido que lo que se desea se hará realidad y se invoca a Dios o los santos con absoluta Fe, la respuesta positiva no se hará esperar. Por lo tanto la premisa primera será estar convencido plenamente y con amor que lo que se desea llegará.
Oraciones que ayudan
En la enfermedad
Dios de bondad y de amor, la enfermedad me ha visitado. Es una experiencia dura, mi Señor, una realidad difícil de aceptar, algo para lo que no estaba preparado. Dios mío, aunque me cuesta te digo una vez más: ¡hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo!. Te ofrezco mis sufrimientos y los uno a los de tu hijo Jesucristo. Te ruego por todos los que me ayudan y por todos los que sufren como yo. (San Pío de Pietrelcina)
Oración al Espíritu Santo
Ilumíname y hazme conocer lo bueno para obrarlo y lo malo para detestarlo por el Don de la SABIDURIA. Intensifica mi vida interior por el Don de ENTENDIMIENTO. Aconséjame en mis dudas y vacilaciones por el Don de CONSEJO. Dame la energía necesaria en la lucha contra mis pasiones, por el Don de FORTALEZA. Envuelve todo proceder en un ambiente sobrenatural, por el Don de CIENCIA. Haz que me sienta hijo tuyo en todas las vicisitudes de la vida, y acuda a Ti por el Don de PIEDAD. Concédeme que me venere, te ame y ande con cautela en el sendero del bien; guiado por el Don del santo TEMOR DE DIOS. AMEN.
Oración de San Francisco de Asís
Señor, hazme un instrumento de tu paz; donde haya odio, siembre yo amor; donde haya injuria, perdón; donde haya duda, Fe; donde haya tristeza, alegría; donde haya desaliento, esperanza; donde haya sombras, luz. ¡Oh, Divino Maestro!; que no busque ser consolado, sino consolar; que no busque ser amado, sino amar; que no busque ser comprendido, sino comprender; porque dando, es como recibimos; perdonando, es como tú nos perdonas; y muriendo en Ti, es como nacemos a la vida eterna.
Oración para bendecir los alimentos
Bendícenos Señor; bendice estos alimentos que hoy recibimos de tu bondad infinita; bendice las manos de los que los prepararon y bendice a todos aquéllos que ofrecen con su generosidad el pan para otros. Te pedimos que no falte el pan en el hogar de todos los hombres del mundo y que protejas del hambre a los niños y ancianos abandonados. Te damos gracias Señor porque nos permites disfrutar de lo que Tú y la Madre Naturaleza nos brindan. Que así sea.
Oración para las cosas perdidas (a San Antonio de Padua)
Querido San Antonio de Padua, tres grandes gracias te concedió el Señor: "que las cosas perdidas fueran aparecidas; las olvidadas, recordadas y las propuestas, aceptadas". ¡Cuantos devotos llegaron a Ti, diariamente, a pedirte algunas de las tres y Tú jamás te negarás a concedérselas!. Que llegue hoy a Ti, la mía, que tan necesitado pone a tus pies, éste, tu humilde devoto. Amén.
Oración para erradicar la tristeza (a San Felipe de Neri)
San Felipe de Neri, santo de la alegría, dónanos del Señor los anticipos de la eterna delicia y líbranos de la amargura. Libera nuestro corazón de la opaca ignorancia y brille en nuestras vidas la luz de tu amor. Intercede por nosotros ante el Señor para que seamos dignos de cantar sus alabanzas. Amén.
Oración para protegerse del mal (a San Cipriano)
En el nombre de Dios, te invoco venerado San Cipriano para que me liberes de todo peligro y daño del prójimo. Libérame del mal, todo animal rabioso y venenoso, libérame de maleficios y hechizos malignos. Dirígeme con toda seguridad y felicidad en mis viajes. Aclárame el camino; alejándome de todos los caminos y daños que me puedan rodear. Te ruego Santo Mío, tu intercesión ante Dios. Amén.
Oración de consagración a la Virgen María Reina de la Paz
Soy todo tuyo "María"
Virgen María, Madre mía, me consagro a Ti y confío en tus manos toda mi existencia. Te confío cuanto tengo y cuanto soy, todo lo que he recibido de Dios. Te confío mi alma para que Tú la preserves del mal. Te confío mis incertidumbres y angustias, para que en tu corazón yo encuentre, seguridad, sostén y luz en cada instante de mi vida. Con esta consagración me comprometo a imitar tu vida, y te prometo con la gracia de Dios y con tu ayuda, ser fiel al compromiso asumido. Oh María, soy todo tuyo y todo lo que poseo te pertenece ahora y siempre. Amén.
Oración para las causas urgentes e imprevistas (a San Expedito)
¡Oh San Expedito!, de las causas justas y urgentes, socórreme en esta hora de aflicción y desesperación, intercede por mi junto a nuestro ¡Señor Jesucristo!. Vos que sos un santo guerrero; vos que sos el santo de los afligidos; vos que sos el santo de los desesperados; vos que sos el santo de las causas urgentes, protégeme, ayúdame, dame fuerzas, coraje y serenidad. Atiende mi pedido: ("hacer pedido"). Ayúdame a superar estas horas difíciles, protégeme de todos los que me quieran perjudicar. Protege mi familia, atiende a mi pedido con urgencia. Devuélveme la paz y tranquilidad. Seré agradecido por el resto de mi vida y llevaré tu nombre a todos los que tenga Fe. Amén.
Oración ante problemas económicos
Señor, Tú que creaste el Universo y diste a la Tierra todas tus bondades y riquezas para el alimento de todos los hombres, te pedimos que vengas en nuestra ayuda. Con humildad de corazón y toda Fe te rogamos nos asistas en estos momentos de crisis económica en nuestras familias y en nuestra Patria. Recurrimos a Ti porque sabemos que escuchas a tus hijos que hoy te aclamamos asistencia y la provisión de todo lo que necesitamos para vivir mejor. Señor escucha nuestros ruegos, danos tus bendiciones y la solución a nuestros problemas económicos. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Oración por un favor especial (a la Virgen de la Medalla Milagrosa)
Inmaculada Madre de Dios y Madre mía que, al entregarnos tu medalla, te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección; pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a Ti para que me concedas la gracia que te pido. (Aquí se pide la gracia y se reza tres veces los siguiente: "Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti"). Amén.
Rescata de las penas y antes situaciones graves (a María Auxiliadora)
¡Oh, Santísima e Inmaculada Virgen María, madre nuestra y auxilio de los cristianos!. Nosotros nos consagramos enteramente a tu dulce amor y a tu santo servicio. Te consagramos nuestra mente con sus pensamientos, nuestro corazón con sus afectos, nuestro cuerpo con sus sentidos y nuestra alma. Te prometemos obrar siempre para la mayor gloria de Dios. Amén.
