Cuando en 1869 se realizó el primer censo nacional, Argentina era un país territorialmente despoblado, sumido en las sombras de la falta de educación. Un 78 por ciento de la población nacional era analfabeta por aquel entonces, según este histórico relevamiento que, irónicamente, se realizó bajo la presidencia del "Maestro de América", Domingo Faustino Sarmiento.

Habían 2.307 docentes para casi 2 millones de personas que en 1869 vivían en Argentina: el país más despoblado de América en relación con su territorio, según el primer censo nacional. Además de poner la lupa sobre los educadores, el relevamiento dejó en claro también que los oficios superaban ampliamente a los trabajos profesionales: así, se supo que, por ejemplo, había en el país 400 médicos contra 1.200 curanderos.

En cuanto a la situación de las familias argentinas, el censo puso al descubierto que en las provincias del interior, las mujeres estaban al frente del 52 por ciento de los hogares. A las parejas no casadas se las clasificaba bajo el ítem "condiciones especiales de algunos empadronados". Se los consideraba como casos de amancebamiento y (para los organizadores del censo) daba igual si eran parejas de hombre y mujer solteros, hombres casados y separados con mujeres solteras o viceversa.

Para los encargados de hacer los comentarios del histórico relevamiento, los casos de amancebamiento (parejas unidas sin haberse casado) se presentaban como una realidad que prefería ocultarse. Sus sospechas se basaron en simples matemáticas. Para 1869, la cantidad de hijos ilegítimos -menores de 14 años- representaba 21 por ciento de la población, pero las uniones ilegales sólo eran el 4,5 por ciento, cantidad bastante baja en comparación a la que revelaba la de los niños.

Además de los amancebados, también los hijos ilegítimos fueron incluidos bajo el ítem "condiciones especiales", una categoría en la que también se agregaba a dementes, sordomudos, ciegos, cretinos, imbéciles, estúpidos, opas, con bocio o coto, inválidos (en acción de guerra o por accidente de trabajo) y huérfanos, entre otros.

En plena conformación del Estado Nacional, el censo fue dirigido por Don Diego de la Fuente y arrojó un resultado de 1.737.214 habitantes. A ese total debió sumarse los miembros del ejército que operaban en la Guerra con Paraguay y la población indígena, con lo cual se obtuvo una población total de 1.830.214.

Por aquel entonces, parte del territorio argentino era controlado por poblaciones indígenas que no fueron censadas, debiendo realizarse un cálculo sobre cuántos aborígenes habían (más de 93.000). Sólo pudo relevarse casi la mitad de lo que hoy es nuestro territorio nacional, cuyos límites de algunas de sus regiones eran difusos debido al control territorial de aborígenes.

Las provincias comprendidas en este primer censo fueron: Catamarca, Corrientes, Entre Ríos, Tucumán, La Rioja y San Juan. Otras tantas sólo pudieron censarse parcialmente: Mendoza, Salta, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Santiago del Estero. La repartición que llevó adelante el censo fue la Oficina de Estadística Nacional, dependiente del Ministerio del Interior.