Nuestro país avanzó en los dos últimos años con resultados alentadores en la lucha contra la trata de personas, habiéndose rescatado 2.412 víctimas de la esclavitud desde que se implementaron los programas especiales en 2008, pero mucho más en el año en curso, en el que han sido auxiliadas 2412 personas y se han condenado 25 casos. Estos resultados han sido observados en el mundo con la calificación de nación pionera en el combate del delito, el tercero en importancia después del narcotráfico y la venta clandestina de armas.

Según un informe del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, dado a conocer el viernes último, con motivo de celebrarse el "Día Internacional contra la Trata de Personas”, la Argentina es pionera en esta lucha en el plano mundial y los avances logrados con medidas efectivas han sido la base para que el país desarrolle un trabajo en los foros internacionales para diseñar una normativa unificada, que permita la condena de las redes delictivas que trafican seres humanos.

También se ha tomado conciencia en nuestro país acerca de la gravedad de este sometimiento inhumano, al punto de que el 97,8% de los argentinos considera que es un delito; el 76% lo asoció al funcionamiento de prostíbulos y el 86,8% se ha mostrado predispuesto a colaborar con las autoridades en esta campaña. Así lo indican los resultados de una encuesta ministerial. En ese contexto, el titular de la cartera, Julio Alak, anunció el lanzamiento de un número telefónico gratuito, el 145, para recibir denuncias de todo el país sobre posibles casos de trata de personas, el que estará disponible a partir de la presente semana.

Las cifras oficiales, como también los estudios de la ONG "Alto al tráfico y no a la trata”, que trabaja en el mismo sentido, revelan una tarea silenciosa pero fructífera, que podría ser mucho más notoria si se adecuaran las legislaciones específicas que van más allá de un decreto presidencial prohibiendo la publicación de avisos de oferta sexual. Estamos, ante todo, frente a un comercio infame como es la prostitución, pero también está la esclavitud laboral sometida en talleres clandestinos.

Si nos atenemos a las reglas de la economía, para que haya oferta debe existir demanda, y una forma de cortar el ciclo es penalizando al cliente, porque sin clientela en prostíbulos e impidiendo la producción con esclavitud laboral, la trata desaparece por falta de mercado.