La provincia de Corrientes tiene uno de los programas alimentarios más completos del país y lo implementa en escuelas, comedores y centros de salud. Uno de sus planes es el nutricional materno infantil de los 1.000 días, el que quiere replicar San Juan. Y como allá están tan avanzados que ya trabajan en mejoras, San Juan quiere adquirir toda esa experiencia para volcarla directamente.
En Corrientes, la distribución de las papillas y los suplementos requirió de una inversión de $30 millones y ahora, tras los primeros 36 meses de programa, hicieron una pausa para evaluar resultados y hacer algunos cambios.
Según informaron desde Salud Pública de Corrientes, el programa abarcó la entrega de cerca de 17 mil raciones por día, en una distribución que se realizó a través de los centros de salud de toda la provincia. Para llevarlo a cabo, capacitaron a más de 300 agentes sanitarios, quienes tienen el contacto directo con las madres.
“En este momento estamos realizando un evaluación de todo el proceso, para implementarle mejoras antes de reactivarlo a fin de año. Hasta ahora, el plan fue absolutamente positivo y en términos de nutrición creemos que ya tiene un impacto muy grande. En Latinoamérica hay muy pocos programas de este tipo y por eso estamos haciendo punta en Argentina”, le informó Iliana Tognola, directora de Nutrición del Ministerio de Salud Pública de Corrientes a DIARIO DE CUYO.
Estiman que as primeras estadísticas de nutrición vinculadas al programa verán la luz en los próximos meses.
MEJORAS
De todos modos, para las autoridades correntinas hay algunos aspectos del programa que necesitan ser mejorados. “Determinamos que en muchas familias, los postres eran consumidos por el bebé, los hermanos más grandes, los papás o los abuelos, entonces la ración no alcanzaba para cubrir los 30 días del beneficiario. Estamos evaluando cómo cambiar ese comportamiento, seguramente con un fortalecimiento de la capacitación de las madres”, señaló Tognola. A su vez, también analizan cambiar la preparación de la papilla, para que pueda ser combinada con leche o un caldo, en vez de agua. “La papilla no es dulce ni salada, porque cuando los bebés empiezan la transición de la leche materna a los primeros alimentos no tienen desarrollada la capacidad de distinguir sabores. Pero las mamás, cómo no le encuentran gusto, dicen que los bebés no lo comen. Creemos que con leche o un caldito en la preparación podemos revertir esto”, explicó la profesional.
