�No busca sustituir al azúcar por el mosto de uva en la elaboración de bebidas y jugos, como piensan en Tucumán y otras economías regionales que dependen de la caña de azúcar. Por el contrario, se quiere incluir a ambos -75% de azúcar y hasta 9% de jugo de uva-, pero en desmedro del endulzante químico fructuosa de maíz, del que dicen que en algunos países europeos se lo está prohibiendo porque hace mal a la salud. El proyecto de ley impulsa que las bebidas sin alcohol que se elaboren con endulzantes químicos paguen 28% de impuestos internos, pero si recurren al azúcar y al mosto de uva, deberán pagar sólo 18%. Con esto se busca impulsar uno de los productos de la actividad vitivinícola que, como otras del interior, están deprimidas por falta de competitividad, y así apuntalar puestos de trabajo.
