El Partido de los Trabajadores (PT), nacido como fuerza obrera y marxista y que llegó al Gobierno en 2003 con Luiz Inácio Lula da Silva, seguirá otros cuatro años en el poder con Dilma Rousseff, pero asociado formalmente a la centroderecha. La primera mujer elegida para gobernar Brasil tuvo el respaldo de una amplia y variopinta coalición de diez partidos que encabeza el PT, pero que tiene como principal fuerza al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de centro derecha, al que pertenece su compañero de fórmula y ahora vicepresidente electo, Michel Temer. En el PMDB conviven diversas tendencias ideológicas, pero sus más representativos dirigentes son históricos y férreos adversarios del ideario socialista que guió a los militantes e intelectuales que, convocados por Lula, fundaron el PT en 1980. En sus primeros estatutos, fiel a los principios marxistas, el PT se definía como un “partido sin patrones” y como “adversario” de “banqueros”, “latifundistas” y “multinacionales”. En 1989, cuando Lula postuló por primera vez a la presidencia, los estatutos fueron suavizados y un año después fue expulsada la facción trostkista Causa Obrera, que fundó su propio partido. La última depuración fue en 2003, cuando cuatro parlamentarios que votaron contra una reforma del régimen de jubilaciones propuesta por el Gobierno de Lula fueron sumariamente expulsados y fundaron el Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
