Fue completo, contundente, ansiado y tuvo el premio anhelado. San Martín necesitaba urgente de un triunfo y lo logró de manera holgada. Con una goleada inapelable sobre Quilmes por 4-0 y ante su gente que se lo pedía a gritos para respirar y de una vez por todas poner el punto de partida en la temporada. Triunfo que vale doble porque fue el segundo en ocho partidos y porque por primera vez salió de la zona de descenso. Por ello y entre tanta fiesta, los hinchas corearon el feliz cumpleaños. A sólo 4 días del celebrar sus 105 años y porque el regalo más deseado llegó para todos en Concepción, tomar aire, levantarse tras la derrota en el clásico ante Godoy Cruz y esperar con el ánimo por las nubes el juego ante Boca.

San Martín pegó de entrada y eso marcó el trámite del partido. Porque antes del cuarto de hora ya ganaba 2-0 y eso le permitió jugar tranquilo, manejar el mediocampo con Maxi Bustos y Andrés Alderete, para dejar a Jorge Luna administrar el juego. Encima Ardente le contuvo el penal a Caneo para dejar sin reacción en los pies y en la cabeza de los jugadores Cerveceros. Lastimó siempre y fue práctico. Llegó 5 veces y gritó 4 goles (el último en el complemento). Para repetir lo de hace dos semanas con el póker de goles ante Arsenal y comenzar a tener la solidez que de local necesitaba. Lo liquidó en los primeros 45’ y lo justificó con toque, quite y aprovechando todos los espacios en el complemento.

El juego se inició con el gol de Caprari. Cuando no había pasado nada San Martín sacó una jugada colectiva ideal. Empezó en Luna, siguió en Alderete que buscó por adentro a Caprari quien la abrió para el centro de Bogado y el “Gato” metió el frentazo preciso en apenas 7’. Pero el golpe fue 4’ después con otro envío de Bogado para el anticipo de cabeza de Osorio, quien le cambió la trayectoria y puso el segundo en 11’.

El cambio de sistema (jugó 3-4-1-2) estaba haciendo efecto desde el amanecer, con un equipo equilibrado y cada uno haciendo su juego, que fue siempre yendo para adelante y dejando sin espacios a Quilmes que sólo mostró reacción cuando Caneo tuvo la pelota.
Pero su estratega se perdió a los 32’ el dudoso penal por la mano de Bustos y lo que pudo poner al Cervecero en carrera, lo condenó hasta el final. Y fue por virtud del verdinegro, que usó todos los espacios y siempre quiso más. Y lo encontró a los 43’ con el tiro libre de Luna en el borde del área grande, con un zapatazo seco que se coló entre la barrera y entró.

Por primera vez en las ocho fechas San Martín se fue al descanso con el trámite liquidado. Quilmes nunca fue el equipo que llegó invicto de visitante y por eso el segundo tiempo fue más de lo mismo, pero ya con menor intensidad. Llegaron los cambios, se reacomodó y nunca pasó sobresaltos. Igual nunca se resigno a más festejos y Sebastián Penco completó la goleada tras la contra y asistencia de Luna, para que el “Motoneta” cerrara una tarde perfecta. En la previa del cumpleaños de San Martín, que será afuera del descenso directo y en la previa a enfrentar a Boca.