Después de gris ante Chacarita, San Martín recuperó el color de su fútbol izando las banderas de una forma de sentir el juego en el clásico. De frente, sin complejos. A lo grande. Ganar, empatar o perder es anecdótico en un juego como lo es el fútbol y este San Martín puede darse el lujo de que eso no interese. Porque gana, empata o pierde respetando un estilo, proclamando una filosofía que a la larga, trae más triunfos que derrotas. Así, maniató a Independiente. Sin golpes, con la pelota como gran tesoro y con una enorme vocación de ataque para ver el arco de enfrente siempre.
1 RECITAL
En los primeros 45 minutos, San Martín recuperó la memoria en menos de 5 minutos. Se le acomodó bien a la presión inicial de Independiente y a partir del trabajo de sus volantes, copó el medio, ganó la pelota y terminó adormeciendo al rival. La claridad de Alderete para manejar la salida siempre clara, le verticalidad de Scatolaro para jugar siempre profundo y la potencia de los tres de arriba, expusieron a Independiente. Pero la materia pendiente de estos primeros 45 minutos en San Martín estuvo en la definición. Tuvo tres clarísimas y las desperdició. Pero claro, jugando así, la chance de definir tenía que llegar en el complemento.
2 MADUREZ
En la segunda etapa, San Martín sacó a relucir otra faceta: la madurez. En todas las facetas: para seguir apostando al mismo juego, para no renunciar a atacar al rival y para sostener luego, el resultado. Una muestra de carácter que estaba necesitando mostrar para confirmar que ser puntero de la B Nacional no le queda grande. En esa faceta, la seguridad de los centrales, el muy buen partido de sus dos laterales y el nivel de los tres volantes, fueron vitales para sostener un resultado de enorme trascendencia para el presente y para el futuro. A todo eso, si se le suma la calidad de Pocrnjic y la iluminada tarea de los tres puntas, terminaron mostrando a un San Martín bien parado siempre, sólido en todas sus líneas y convencido de lo que juega. Tal vez, el punto más trascendente de este momento.
3 FUTURO
La gran labor en Mendoza sirvió para que San Martín sea otra vez San Martín. Un equipo convencido de que la pelota es patrimonio indispensable para poner en escena su libreto. Una cualidad que en el fútbol moderno se ve poco. San Martín podrá ganar, empatar o perder pero siempre respetando una filosofía para entender un juego como el fútbol que a la larga premia a los que lo respetan y San Martín es un equipo que lo hace.
