El avance de las nuevas tecnologías se ve, día a día, en todos los ámbitos: autos que se conducen y estacionan solos, asistentes virtuales que nos ayudan con las tareas diarias y hasta sistemas de vigilancia autónomos diseñados para protegernos. Pero el cine de todos los tiempos nos ha hecho pensar que el primer signo de que estamos en el futuro sería la aparición de los robots. No hablamos de los brazos que ensamblan autos, ni las gigantes grúas operadas por humanos: hablamos de androides autónomos y con tareas específicas que sean capaces de caminar entre nosotros e interactuar con los humanos y con otros robots. Poco a poco vemos que aquello deja de ser ciencia ficción para convertirse en realidad. Este es el caso del robot Asimo, uno de los androides más conocido en el mundo de la tecnología y desarrollado desde hace 18 años por la empresa Honda. Asimo fue contratado por los directivos del Museo de Ciencias Miraikan de Tokio, Japón, con el objetivo de convertirlo en asistente y guía para los visitantes del mismo. Las expectativas generadas por el experimento eran muy altas, pero desafortunadamente los resultados no fueron tan buenos como se esperaba. Asimo estaba preparado para acompañar a los visitantes a lo largo del recorrido, y detenerse en cada punto de interés para dar una explicación detallada, y hasta aquí, el simpático androide pudo desempeñarse con bastante soltura. Los problemas de Asimo comenzaron cuando, luego de la explicación, se detuvo un instante para preguntar al público: ¿quién quiere hacerle una pregunta a Asimo? Resulta que el servicial robot no fue capaz de distinguir entre aquellas personas que levantaban la mano para hacer una pregunta, de aquellas que lo hacían para tomar una foto de su singular guía. El resultado final fue un estado de total desconcierto por parte de Asimo, que terminó agobiado y confundido por la cantidad de manos levantadas que sólo querían tomarle una fotografía.

Satoshi, Shigemi, especialista en robótica de Honda, explicó que Asimo todavía no es capaz de distinguir el significado de una mano levantada. "Los ingenieros están trabajando para mejorar estos aspectos, como por ejemplo reconocer si la persona que tiene en frente es un adulto o un niño, y adaptar su respuesta según corresponda", explicó Shigemi. Hay que tener en cuenta que, sobre todo en la cultura japonesa, la gestualidad y el protocolo son piezas fundamentales en la comunicación interpersonal y eso debe trasladarse también a las relaciones entre humanos y robots.