Con la elección de Essential Killing -de Jerzy Skolimowsk- como mejor película, concluyó el fin de semana pasado el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el más importante en el rubro del país. Y entre la lista de los premiados, figura un nombre relacionado con San Juan: Rosendo Ruiz, que con su ópera prima De Caravana, recibió una distinción especial de la Federación Iberoamericana de Escuelas de la Imagen y el Sonido. Radicado en Córdoba hace unos 30 años, Rosendo nació en tierra sanjuanina y atesora momentos inolvidables de su infancia en la provincia -"alucinante", define-, donde quedó gran parte de su familia y en la que comenzó a gestarse su amor por el séptimo arte.
"Era un indio -ríe-. Eramos una banda de 30 chicos y estábamos todo el día jugando en la calle. Es una etapa que me marcó, porque a los 10 años ya dibujaba historietas en un papel de máquina de sumar, y con una caja que había hecho, con una lupa y luz, se las proyectaba a mis amigos. Eran historias nuestras, como las peleas con los del barrio Lebensohn o el Pateta…" recuerda Rosendo, que empezó el secundario en la Escuela de Comercio. "Además, al frente de la escuela Babio estaba el cine Sarmiento, al aire libre. Daban 3 o 4 películas al día y yo me pasaba las horas en esas butacas de chapa, era increíble… Me acuerdo que los vecinos acomodaban sus reposeras en los techos de las casas y veían películas gratis… una época maravillosa", agrega el hombre que también extraña esas copiosas juntadas familiares con los Lirola, los Fuentes y los Muñoz; y las siestas con sus amigos, Miguel Bubeño (que fue a visitarlo hace poco) y Oscar Terzi.
Ya sin su papá (falleció hace algún tiempo), el menor de los cuatro hermanos Ruiz, que egresó de la facultad de Cine en Córdoba, se perfeccionó de forma autodidacta y también se volcó al teatro -"ahí me quedé un buen rato, por eso recién hice mi primer película ahora", explicará-, hoy anota 42 años y vive en pareja hace cinco con Inés Moyano (y su hijo Alejo, "que ya es como mío"). Cordobesa, Inés es la productora del film y juntos encararon también un negocio de comidas que les permite vivir y llevar adelante sus proyectos de cine, donde al menos por ahora "es más lo que hay que poner".
"Recién en 2005, con unos amigos hicimos un mediometraje, Una manga de negros, que también fue a Mar del Plata; y luego decidimos hacer esta peli con apoyo del INCAA, como los grandes directores, Lucrecia Martel, Pablo Trapero… Nos declararon de interés y largamos", cuenta Rosendo, que se estremeció al ver su obra en la gran pantalla de Mardel.
"Estaba recién terminada y gran parte del equipo la vio por primera vez en cine en el Festival. Fue una gran emoción porque la respuesta del público y de la crítica fue fascinante. Haber llegado a Festival Internacional, Categoría A, en la competencia máxima, ya es el mejor premio", se explaya el cineasta, que -aún sin fecha para el lanzamiento comercial de De Caravana- ya tiene nuevos planes y una vieja idea que le ronda la cabeza.
"Tengo una prima en Rosario que es historiadora y siempre decimos en joda, pero con un fondo de verdad, que queremos armar la historia de mi abuelo. Se llamaba Rosendo Ruiz, como yo. Era un inmigrante que vino a los 16 años de España, sin saber leer ni escribir. En un papelito traía anotada la dirección de una prima en Chimbas y allá fue, se instaló, formó una familia de 7 hijos, se hizo su finca… y era don Rosendo Ruiz, todo un personaje", anticipa el sanjuanino que no olvida sus raíces.
